Clovis, los primeros pobladores de Sonora
Traducido por: MC Martín I. Bustillo-Ruíz
NOTA: La información vertida en este documento son extractos de un capítulo publicado en el libro “Preceramic Mesoamérica” en 2021 elaborado por Guadalupe Sánchez y John Carpenter Slavens, ambos Doctores en Antropología por la Universidad de Arizona y adscritos al Instituto Nacional de Antropología e Historia. Estos investigadores revisaron una gran cantidad de artículos científicos siendo ambos expertos en los primeros poblamientos en el norte de México.
Los primeros pobladores del estado de Sonora son llamados Clovis. Son la tradición cultural más antigua conocida en América, hasta ahora. Son caracterizados por las puntas de lanzas de hace alrededor de 12,000 años.
Las investigaciones realizadas en Sonora por la doctora Guadalupe Sánchez, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), han permitido conocer que la mitad norte del estado de Sonora era un importante territorio Clovis hace 13,500 años.
La mayor parte de las puntas Clovis encontradas en México se encuentran en Sonora. Son 140, de las cuales 80 fueron recuperadas en 6 sitios arqueológicos y el resto de forma aislada.
Distribución de puntas Clovis en México
Región | Número de puntas |
---|---|
Sonora | 140 |
Baja California | 5 |
Chihuahua | 9 |
Jalisco | 4 |
Norte de Hidalgo y Veracruz | 8 |
Oaxaca | 3 |
Nuevo León | 2 |
Sinaloa | 1 |
Durango | 1 |
Tlaxcala | 1 |
Chiapas | 0 |
Zacatecas | 0 |
TOTAL | 174 |
Tabla tomada de: Sánchez, Guadalupe&Carpenter, John. 2021. Capítulo “Tales of the Terminal Pleistocene: Clovis in Northern Mexico and the first Mesoamericans”. pp 117-123 Libro: Preceramic Mesoamérica.
Los Clovis de Sonora están afiliados a la misma tradición cultural que los Clovis del suroeste de los Estados Unidos de América.
Las poblaciones Clovis de Mesoamérica debieron adaptarse a gran cantidad de ambientes desarrollando tecnologías que más tarde trajeron a Norteamérica donde fueron adaptadas.
Partiendo de la dificultad de reconstruir la prehistoria americana debido a la alta movilidad de los primeros pobladores, investigadores como Waters 2019, manejan la hipótesis que estos pobladores vivieron en Asia y Alaska hace entre 22,000 y 18,000 años. También señalan la posibilidad de que dicha población original se hubiera dividido en varias ramas y uno de esos grupos haya viajado al sur de la capa de hielo entre el 17,600 y el 14,500. De dicha forma ocurriría una distribución de los primeros pobladores a diferentes localidades hace 15,000 a 14,000 años. Algunos llegaron a los sitios (arqueológicos) de Debra Friedkin y Gault en el centro de Texas. Otros grupos incluso llegaron hasta el sur de Chile hace 14,200 años. Pero fue hasta hace 13,500 años que se puede reconocer el complejo cultural regional, al cual llamamos Clovis, como la primera cultura arqueológica del continente americano (Waters 2019).
De acuerdo con los investigadores Jennings y Smallwood 2019, los Clovis representan la ocupación temprana mejor documentada del continente americano. El principal artefacto de diagnóstico que representa la tradición arqueológica Clovis es la punta de lanza, la cual presenta ciertas características a través de las cuales se le reconoce.
Los Clovis toman su nombre de la ciudad de Clovis, Nuevo México, donde fue hallada la primera punta que caracteriza a su cultura. Fue Edgar Howard quién en 1932 y 1933 encontró algunas puntas de lanzas en el sitio de Black Water Draw directamente asociadas con restos de mamut y bisontes del Pleistoceno de hace 11,700 años.
Los sitios Clovis con suficiente material son raros, sin embargo, debido al trabajo de campo de los últimos 20 años ha sido posible publicar sobre los detalles tecnológicos de sus ensambles en piedra.
El origen de la tecnología Clovis no ha sido hallado en Siberia ni en Alaska, por ello, al no haberse identificado su origen fuera de nuestro continente, todo parece indicar que la tecnología Clovis fue inventada en Norteamérica.
Aún existen dudas en cuanto al período en que existió el complejo Clovis que compartieron la misma tecnología en piedra. Algunos investigadores piensan que vivieron de 800 a 1,000 años, de esto entre el 11,700 y 10,700, aunque recientemente otros investigadores como Waters y Stafford en 2007, quienes trabajaron con 11 sitios Clovis, sugirieron que el período fue de sólo 450 años.
A partir de 2007, con los trabajos realizados en el sitio arqueológico “Fin del Mundo”, se sabe que existen registros más tempranos de los Clovis de hace 11,500 años, esto de acuerdo con lo publicado por la doctora Guadalupe Sánchez en 2014.
Pese a las diferencias en las fechas del período en que vivieron los Clovis, no queda duda vivieron en Norteamérica incluyendo el noroeste de México. También, que se extendieron mucho más al sur a finales del Pleistoceno experimentando grandes cambios ambientales al inicio del siguiente período conocido como holoceno.
Una característica de las puntas Clovis es la alta calidad de las mismas, usando piedras de ciertos tipos de mineral, como el esquisto. Los fabricantes de herramientas Clovis llegaban a transportar los materiales cientos de kilómetros cuando no se contaba con ellos en la región.
El primer descubrimiento de puntas Clovis el cual sugería su origen en el Pleistoceno fue en el rancho “Chinobampo” en 1937, localidad ubicada 32 km al sur de Navojoa. Originalmente hallaron un cráneo, pero al año siguiente, en ese mismo estrato, también encontraron restos de camello, caballo y lobo.
Previo al establecimiento del INAH en Sonora en 1973, Manuel Robles director del Museo de la Universidad de Sonora documentó los recursos culturales reportados en el estado. Junto con él trabajaron otros arqueólogos amateurs en los sitios Clovis, aunque también invitó a investigadores de Arizona a los sitios. En 1972 Robles y Manzo reportaron 11 localidades asociadas con 25 puntas Clovis en la mitad norte de Sonora, seis localidades cerca del Golfo de California las otras en las llanuras.
Manuel Robles también estudió el Estero Tastiota junto con Julian Hayden. Estos asociaron la ocupación Clovis con conchas marinas. Cabe mencionar lo impactado del área debido al desarrollo de granjas camaronícolas, más sin embargo personas del lugar encontraron media docena de Puntas Clovis.
Entre los sitios también reportados por Robles, el más importante es llamado “El Bajío”, el cual puede representar el sitio Clovis con el período más largo en la parte noroccidental del continente americano.
El interés por las ocupaciones arcaicas de Sonora ha ido en aumento los últimos 20 años, señaló la Dra. Guadalupe Sánchez. Ello debido a investigaciones realizadas en el municipio de Trincheras en el sitio “La Playa”, donde se tiene un período de agricultura temprana de la tradición Trincheras del complejo Clovis. Además, se han encontrado restos de especies de fauna del Pleistoceno entre ellos caballo, camello, mamut, bisonte, y tortugas.
Es importante señalar que los huesos estaban depositados en tierra roja del Pleistoceno, lo que indica una abundancia de restos con asociaciones culturales de dicha época, de acuerdo con el Dr. John Carpenter 2005.
En 2003 dio inicio una colaboración entre el INAH y la Universidad de Arizona con el proyecto “La Geoarqueología y tecnología lítica de los sitios paleoindios de Sonora”. Los resultados muestran una distribución relativamente alta de sitios Clovis y una amplia distribución de puntas aisladas.
La presencia de los primeros humanos del continente americano ha sido largamente estudiada en Sonora, aún sin todos los recursos necesarios para ello. En cambio, el Valle de México es una de las regiones más estudiadas del continente americano. El 75% de los arqueólogos contratados por el INAH ahí trabajan. Sonora cuenta apenas con media docena de arqueólogos cuando en la Ciudad de México tienen contratados 300. Pese a ello, en nuestro estado se tienen los registros más importantes de sitios y artefactos del Pleistoceno tardío, lo que no se tiene en forma contundente en el valle de México.
La tradición Clovis, considerada los primeros pobladores de América, está bien representada en Sonora con algunos sitios arqueológicos y con al menos 140 puntas de Lanzas Clovis. Existe evidencia directa de una asociación entre humanos y Gonfoteros, animales con trompa pertenecientes a la familia de los proboscidios como los actuales elefantes y qué se extinguieron hace más de 10,000 años. Evidencia de ello se tiene en el sitio denominado el “Fin del Mundo” ubicado a tan solo 100 km de Hermosillo con una edad aproximada de 13,390 años.
Los artefactos Clovis son muy escasos conforme se viaja al sur de Sonora. Incluso en el Valle de México, donde se han encontrado restos de más de 270 mamuts de hace 14,000 a 12,000 años, no se han encontrado Puntas Clovis. Algunos otros estados de la república mexicana cuentan con puntas Clovis, pero en su gran mayoría están concentradas en la región noroeste de Sonora.
Si bien las poblaciones Clovis de México y Mesoamérica se adaptaron a los cambios en las condiciones climáticas del holoceno temprano, los grandes animales del Pleistoceno desaparecieron. Los bosques de encino fueron reemplazados por cactus, convirtiéndose la regionalización en una importante estrategia adaptativa.
En el sur de Mesoamérica la gran variedad de ecosistemas del pleistoceno tardío y holoceno temprano requirieron desarrollar nuevas herramientas. Se tienen registros de bandas arcaicas especializadas en ambientes lacustres y marinos, así como de cazadores y recolectores ante un amplio abanico de recursos naturales.
Los primeros sonorenses al final del Pleistoceno se encontraban en las grandes planicies del norponiente de Sonora, un gran territorio compartido por varios grupos familiares, de acuerdo con Guadalupe Sánchez 2016.
La concentración más densa de puntas Clovis y sitios arqueológicos están localizadas por lo general en tierras planas con pequeños cerros dispersos. En algunos sitios como “El Bajío”, “El Gramal”, y “Fin del Mundo” se han encontrado abundantes artefactos paleoindios. Dichos sitios contienen la mitad de las puntas Clovis conocidas en el estado de Sonora. El Bajío y Fin del mundo muestran una gran variedad de herramientas de piedra, entre ellas: raspadores, navajas y Puntas de lanza Clovis.
“Fin del Mundo”
Se le ha llamado así al sitio Clovis más importante encontrado en Sonora. Este cuenta con gran variedad de componentes y está localizado al centro del estado. Contiene uno de los más grandes depósitos de herramientas diagnóstico Clovis y es el único sitio de cacería conocido al sur de la frontera México con Estados Unidos.
Fin del Mundo tiene al menos una localidad que nunca ha sido perturbada. En este lugar permanecen los restos de dos animales prehistóricos llamados Gonfoterios (Cuvieronius sp) en asociación directa con artefactos de diagnóstico Clovis que datan de hace 11,550 años. Son los dos únicos restos de Gonfoteros asociados con restos humanos en Norteamérica. En la localidad se encontraba una pequeña Ciénega que estuvo activa por miles de años. Apenas metro y medio bajo la superficie se encontraban -extraordinariamente preservados- los huesos semiarticulados de dos gonfoteros asociados con cuatro puntas Clovis y tres artefactos de hueso.
Reconstrucción del pasado ambiental
Ha sido posible recuperar datos para la reconstrucción del pasado ambiental. Es el caso de algunas superficies del Pleistoceno bien preservadas. Estas se identifican por un suelo rojo y materia orgánica que le da el color rojo, conocidas como rojo paleosol o “Big Red”.
El “Big Red” de “Fin del Mundo” data de hace 35,000 a 21,000 años. El del sitio “La Playa” de hace 18,000-15,000 años. La principal característica del estrato rojo indica un período más húmedo y frío al final del Pleistoceno que en la actualidad.
Si bien el análisis de polen del sitio “La Playa” -en el municipio de Trincheras- indica que en el sitio existieron árboles como los Encinos, los dientes de los Gonfoteros indican que su dieta estuvo compuesta de arbustos y pastos. Los datos ambientales indican que la vegetación del Pleistoceno tardío en las planicies de Sonora fue un ambiente desértico representado por pastos y algunas comunidades de Yucas y Nolinas.
Existió además un período conocido como “Younger Dryas” en el cual ocurrieron temperaturas muy frías en latitudes norte por allá de 12,900- 11,600. Este período fue llamado así por una flor tolerante al frío de nombre Dryas octopetala la cual está aún presente en zonas muy frías. Sin embargo, este período no es perceptible en Sonora, donde los datos indican que los cactus sucedieron a los bosques de encino. Las plantas del actual desierto sonorense migraron desde el sur hacia finales del Pleistoceno.
Características de los grupos Clovis sonorenses
La primera gente que llegó a Sonora eran grupos familiares con forma de vida nómada, basada en una alta movilidad residencial en un territorio mayormente despoblado. Se sabe que la campiña sonorense era un paraíso para los animales forrajeros. El golfo de California y las planicies tenían un vasto inventario de animales y plantas que ayudaron a prosperar a los primeros pobladores del estado.
Se sabe además que, aunque en la actualidad el recurso agua es un reto a la población, a finales del Pleistoceno el agua abundaba en fuentes estacionales, y estaba disponible a los grandes mamíferos como los gonfoteros, mamuts, mastodontes, tapires, caballos y camellos, quienes se alimentaban y bebían en estos valles.
Los Doctores en antropología y arqueología Guadalupe Sánchez y John Carpenter están convencidos que los Probocídeos mencionados estaban a punto de la extinción cuando llegaron las bandas Clovis a Sonora, sin embargo, la riqueza del desierto sonorense los invitó a permanecer en este, adaptándose a una forma de vida arcaica, subsistiendo con productos del mar del naciente desierto de Sonora.
No se tiene evidencia de que los grupos Clovis se desplazaran hacia Sinaloa, aunque no existe una reconstrucción paleoambiental del Pleistoceno tardío para Sinaloa y Nayarit. Es muy probable que el ambiente semitropical fuera desfavorable a los probocídeos.
Los estudios realizados en los últimos 15 años en el Valle de México apuntan que hace 35,000 a 11,000 años era una verdadera “Tierra de Gigantes”. Más de 270 mamuts han sido reportados, pero se tiene poca evidencia que corrobore interacciones humanas con ellos, pese a la gran cantidad de presupuesto asignado por el INAH.
Referencias:
- The University of Arizona. “Earliest Evidence of Human Activity Found in the Americas”. Tomado de: news.arizona.edu/story/earliest-evidence-human-activity-found-americas
- Sánchez, Guadalupe & Carpenter, John. 2021. Capítulo “Tales of the Terminal Pleistocene: Clovis in Northern Mexico and the first Mesoamericans”. pp 117-123 Libro: Preceramic Mesoamérica.
- INAH. “Descubren otra punta Clovis en el norte de México”. Tomado de: www.inah.gob.mx/boletines/1946-descubren-otra-punta-clovis-en-el-norte-de-mexico
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