Cultura Trincheras, los primeros agricultores del desierto sonorense
En portada: campos agrícolas de la región del Valle de Caborca, Sonora. Foto: Caborca Produce
“Sonora, paraíso de arqueólogos, antropólogos y paleontólogos”
Ubicada en uno de los 72 municipios del estado de Sonora, la población de Trincheras alberga varios de los tesoros arqueológicos más importantes del noroeste de México y suroeste de los Estados Unidos de América. El “complejo cultural Trincheras” (10) como se le conoce, resulta de un valor incalculable en el conocimiento de las civilizaciones que nos antecedieron en estas tierras semidesérticas. Fue el capitán español Juan Mateo Mange a finales del siglo XVII quien le dio por primera vez ese nombre a esta zona arqueológica, pero se desconoce cómo lo denominaban sus habitantes prehispánicos (12)
Destacan entre la cultura Trincheras, el “Cerro de Trincheras” con sus 900 terrazas construidas en una inmensa superficie de más de 100 Hectáreas, “un centro regional tan importante como lo fue Paquimé”, en Chihuahua (6), a decir de la Dra. Elisa Villalpando. Así también la espectacular zona arqueológica conocida como “La Playa” en una superficie de más de 12 km2 (7) con múltiples vestigios de lo que fuera una próspera población. Igualmente, la zona de petroglifos del sitio “La Proveedora” cercano a la ciudad de Caborca con miles de grabados en piedra.
Refiere el investigador del INAH Sonora Julio Amador en 2015 que, “cuando los primeros misioneros (como el Padre Francisco Eusebio Kino) y militares españoles llegaron a finales del siglo XVII a esa región, al observar las terrazas artificiales construidas en las laderas de los cerros, les atribuyeron -solamente- una función defensiva llamándoles Trincheras y Cerro de Trincheras” (10). Añade que -con el tiempo- arqueólogos de los últimos 30 años, como los Doctores: Braniff, los Fish, Elisa Villalpando y Randall McGuire, demostraron otros usos como el agrícola, el habitacional y el ceremonial (10).
El sitio arqueológico “La Playa” ubicada en una llanura aluvial aledaña a Trincheras, cuenta con una historia de 10,000 años de ocupación (7), escribió en la revista Arqueología Mexicana el Dr. John Carpenter, investigador del INAH Sonora. Esto de acuerdo con los múltiples vestigios encontrados, como cientos de hornos y gran cantidad de conchas marinas del Mar de Cortés con la que hacían ornamentos y que servían de joyería a sus pobladores y vecinos (6; 7). Esta fue el “área de dominio de los primeros agricultores del desierto sonorense” (6), las “primeras comunidades sedentarias de cultivadores”. Continúa la doctora Villalpando: “Pese a su intensa erosión, La Playa ha permitido entender el inicio de la larga historia de las comunidades de la tradición Trincheras, sus estrategias de subsistencia, condiciones de salud, tecnología lítica y cerámica, relaciones de intercambio y tratamiento funerario”.
El Cerro de «La Proveedora» –por su parte- ubicado a 15 km de la ciudad de Caborca, es como un museo en donde se puede ver la historia del lugar en perfecta armonía con los mágicos parajes desérticos. Está integrada por más de 6,000 grabados en piedra (3,500 de acuerdo con el INAH Sonora) con formas antropomorfas, zoomorfas, fitomorfas, geométricas y astronómicas que expresan la historia, identidad y cosmovisión de las etnias que habitaron la zona, —como los Tohono O´odham— o influencias de culturas de otras regiones, —como las Mogollón, Anasazi y Hohokam que datan de los años 100 a.C. hasta 1400 d.C. Cabe destacar que este sitio es considerado como la zona de petroglifos más grande de América Latina en cuanto a diversidad en dibujos grabados en piedra (11).
El Cerro de Trincheras es, a su vez, parte de la tradición Trincheras, un tipo de construcción que se ha encontrado en el noroeste de Sonora y suroeste de Arizona. Esta ha sido motivo de trabajo conjunto de un grupo de investigación de origen norteamericano y mexicano durante los últimos 30 años y que, premiando su constancia, están celebrando los 10 años de apertura al público como “Zona Arqueológica de Cerro de Trincheras”.
Si bien aparecen referencias del sitio de hace más de 100 años (5), las investigaciones iniciaron en realidad en 1991 (hace apenas 30 años), ha señalado la arqueóloga Elisa Villalpando del Centro INAH Sonora, con el levantamiento y elaboración del mapa topográfico donde ubicaron las terrazas con dimensiones reales. Pero fue hasta 1995-1996 que empezaron con las excavaciones (5). La misma investigadora puntualizó además que: “El cerro de Trincheras, ubicado en el Valle de Magdalena, se considera como la capital de las aldeas que hubo en los siglos previos a la llegada de los españoles, que se conoce arqueológicamente como Costa Central (5; 6). Concentraba más de 900 construcciones y se estima que en su punto máximo llegaron a tener una población de entre mil y 2 mil personas”, como refirió al diario El Sol de Hermosillo.
Llaman la atención varias cosas, entre ellas que dicha cultura Trincheras, si bien tuvo su apogeo entre el 800 DC y 1,200 DC, esta desapareció antes de la llegada de los españoles por 1,450 DC, y no es la única civilización que culminó por esas fechas. La cultura Paquimé (Casas Grandes en Ópata), que se ubicaba en la parte noroeste de Chihuahua (hoy ciudad de Nuevo Casas Grandes), también se consideraba que desapareció mayormente antes de la colonización que vendría desde el viejo continente en el siglo XVI. Investigaciones posteriores revelaron que parte de dicha cultura “sobrevivió en algunos poblados afiliados a Paquimé y a la cultura Casas Grandes, mismos sitios que continuaron ocupados después que llegaron los españoles, como sucedió en Fronteras, Sonora” (John Carpenter, comunicación personal).
Para muchos mexicanos, con una educación primaria enfocada en las civilizaciones mesoamericanas azteca y maya, principalmente, las etnias propias de nuestro estado gradualmente han ido tomando relevancia conforme las conocemos. Mucho menos conocidas nos resultan aún las culturas que posiblemente les antecedieron en la región noroeste de México, como podrían haber sido los Hohokam en este caso, de quienes algunos consideran una rama a los de Trincheras. De acuerdo con una de las referencias citadas (2), este grupo de Trincheras habría dado origen, posiblemente, a los Tohono O´odham, quienes posteriormente ocuparon dicho territorio, más no se tienen evidencias contundentes de una relación directa (5).
Otro dato importante es que, contrario a lo que muchos sonorenses pensamos acerca de que la agricultura del desierto la trajeron los inmigrantes europeos en el siglo XIX e inicio del XX, la cultura Trincheras se dedicaba a la agricultura, siendo pues sedentarios, contrario a otras tribus nómadas cazadoras y recolectoras. Sin embargo, los Trincheras nunca abandonaron dichas actividades, quizás para complementar su alimentación en época de estiaje. Cabe destacar la ubicación de sus poblaciones en las márgenes y confluencias de ríos y cuencas (10), pero especialmente el manejo de la hidráulica como el uso de canales de irrigación para conducir y aprovechar el agua para sus sembradíos. Por supuesto, para el desarrollo de la agricultura influyó seguramente la localización de su área entre varios ríos como el Altar, el Magdalena y el Concepción.
En entrevista dada por la coordinadora del proyecto arqueológico La Playa, la Dra. Elisa Villalpando a “Barriozona” en 2016, esta compartió que el también arqueólogo y coordinador del proyecto, Doctor John Carpenter, tiene la hipótesis de que “una migración forzada por cambios en la climatología en el período “altitermal” entre el 5,500 AC y 2,500 AC produjeron una gran sequía que los obligaría a emigrar a otras zonas en condiciones ambientales favorables donde aprendieron sobre el cultivo del maíz” (8), regresando posteriormente al noroeste donde practicaron la agricultura basada en la irrigación mediante canales (12).
La cultura Trincheras fue un asentamiento complejo que incluyó infraestructura agrícola. Estos agricultores del desierto lograron una posición dominante entre el resto de las comunidades agrícolas contemporáneas del valle del Magdalena y sus alrededores (12).
Se han recuperado evidencias de las bandas nómadas del Arcaico (7,500 a 1500 a.C.) y de los primeros cultivadores precerámicos del Período de Agricultura que evidencian la introducción del cultivo de maíz en el desierto de Sonora. En el valle del Magdalena, pequeñas aldeas de agricultores continuaron desarrollándose en los siglos posteriores con la producción de vasijas lisas del 200 a 700 d.C. (12).
La producción agrícola a través de canales de irrigación posibilitó el crecimiento poblacional a lo largo de los arroyos y planicies aluviales. Es evidente el alto potencial agrícola del área que permitió el surgimiento de este centro regional y una larga secuencia de aldeas productoras de cerámica sustentadas por la irrigación rivereña y la agricultura extensiva de inundación (12).
El número de sitios y el área de los asentamientos residenciales se incrementaron dramáticamente durante el lapso de 1300 a 1450 d.C., intensificándose la agricultura de inundación en las partes bajas de las laderas. Cerro de Trincheras fue un pueblo agrícola complejo ya que los restos macrobotánicos y el polen obtenido durante investigaciones desarrolladas indican que se cultivaba maíz, calabaza y algodón, así como agave, que fue una planta importante no sólo como alimento sino también como fibra y para la producción de cestería y cordelería (12).
Fueron excelentes artesanos de ornamentos en conchas marinas del Golfo de California. Más como centro rector no pudo sostenerse más allá de 150 años y el patrón de asentamiento que encuentran los primeros europeos es de aldeas dispersas en el valle a las que llaman rancherías, cuyos habitantes son identificados como “Pápagos” (Tohono O´odham) (12).
En la zona arqueológica de Trincheras se conserva un vestigio único en su tipo, majestuoso, y que está ubicado en un cerro de aproximadamente 150 metros de elevación. En este fueron construidas, por la civilización que la habitaba, varias terrazas hechas con muros de piedra sin cementante que las uniera (2), de distintas longitudes y alturas que se piensa sostenían desde viviendas residenciales de la época, centros ceremoniales y hasta terrazas de cultivo, así como observatorios astronómicos asociados con cambios estacionales y tiempo de lluvias. En su base —incluso— existe hasta un área de juego de pelota que igualmente pudo ser “importada” de las culturas del centro del país.
El cerro es una formación volcánica extinta con cerca de 100 hectáreas de superficie. Es hasta tres veces más grande que otros sitios de este tipo y es, sin duda, el más complejo de los cerros de Trincheras de los estados de Sonora y Arizona (2). Se cuentan cerca de 900 muros de piedra que los españoles llamaron Trincheras al pensar que eran con propósitos defensivos cuando en realidad fueron para hacer las terrazas con los propósitos antes referidos, entre ellos también casas para un millar de pobladores, de acuerdo con los hallazgos del centro INAH Sonora y de sus investigadores nacionales y extranjeros (2).
En sus períodos culturales o fases, pasan desde una etapa de cazadores-recolectores hasta antes de 500 d.C. al período de manifestaciones culturales para el 800 d.C., siendo las conchas marinas trabajadas artesanalmente como piezas de ornato, y extraídas del Mar de Cortés, las que formaban parte del comercio de la época que siguió hasta 1300 d.C. Por otro lado, la técnica de construcción de la cerámica cambió a la tradicional forma de elaboración de los Hohokam. Para el 1450 d.C. declina dramáticamente la población, y con ello el abandono de muchos de los patrones culturales que les caracterizaba, como la elaboración de vasijas de barro (2).
La cancha de juego de pelota en Cerro de Trincheras, también utilizada para actividades y ceremonias comunales que podían ser vistas desde las terrazas, así también como los artefactos de cerámica, cuencos, ollas y tecomate, además de las herramientas de piedra, los identifica con los Hohokam, parte de las creencias únicas y rituales comunales Hohokam, como suscriben también Paul y Suzanne Fish en su documento de Arqueología Mexicana.
Al respecto de la cultura Hohokam en Arizona, los Fish, ambos curadores de arqueología del Museo Estatal de Arizona, señalaron a la revista Arqueología Mexicana que: “Además de hábiles agricultores que usaron un amplio abanico de estrategias para cultivar sus áridos terrenos, los Hohokam se distinguieron por haber construido enormes sistemas de canales de riego….” (1) Quedando su papel de agricultores, y por tanto de vida sedentaria, asentado por los investigadores citados.
Los Fish, también señalan en ese mismo documento a la industriosa ciudad de Phoenix en Estados Unidos como un antiguo asentamiento prehispánico, que también culminó –al igual que las culturas Trincheras y Paquimé- antes de la llegada de los españoles, y sobre la cual construyeron la pujante capital de Arizona. Igualmente refieren que Frank Hamilton Cushing, pionero de la arqueología, observó a su llegada a fines del siglo XIX los asentamientos antiguos más grandes que hubiera visto, sus ruinas de adobe tal como describió. Así también los canales prehispánicos más grandes de toda América, hasta el norte de Perú, señalan. Dichas instalaciones de riego habrían de permitir el rápido crecimiento de la ciudad de Phoenix siguiendo su trazo. Sus redes de irrigación solo eran superadas por los canales andinos (1).
Además, en el sitio arqueológico “La Playa”, los doctores John Carpenter, James Watson (UA), y Elisa Villalpando han documentado un paleosuelo del Pleistoceno en el que se encontraron restos de mamut, bisonte, camello, caballo, antílope, venado, jabalí y tortugas terrestres (7). Si a todo ello agregamos que también en el poblado de Esqueda, al noreste de Sonora, han sido encontradas huellas de animales prehistóricos que se extinguieron hace la friolera de 66 millones de años, conlleva aún más el interés de paleontólogos e investigadores en paleoambientes y paleoetnobotánica.
De ahí que podamos considerar que el estado de Sonora, coloquialmente hablando, es “el paraíso” de arqueólogos y antropólogos, quienes buscarían vestigios como “puntas de proyectil” (8) de las primeras civilizaciones como la Clovis o “cultura Llano”, la cultura más antigua registrada del continente americano anterior a 10,000 antes de Cristo. Al menos eso era lo que se pensaba.
Efectivamente, la historia de la ocupación humana del desierto de Sonora inicia con los cazadores Clovis hace unos 13,500 años, esto de acuerdo a los registros fósiles descubiertos hasta los 70s del siglo pasado. Sin embargo, en 2016 un grupo multinacional de investigadores crearon una ventana al pasado relacionando la presencia de grupos humanos con la megafauna ya extinta. Dataron mediante el método de radiocarbono huellas humanas fosilizadas encontradas en el parque Nacional de White Sands en Nuevo México, donde antes fuera una zona pantanosa. La estimación es de 23,000-21,000 años, lo que nos remite al “Último Máximo glacial” de hace 30,000 años, como fue publicado en la prestigiada revista científica “Science” (14) apenas el 23 de septiembre 2021 y siendo divulgada por importantes medios internacionales como NG español y DW (13, y 15).
Fuentes:
- La cultura Hohokam del sur de Arizona. Arqueología Mexicana. www.arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/la-cultura-hohokam-del-sur-de-arizona
- Cultura Trincheras. Pueblos Originarios. www.pueblosoriginarios.com/norte/suroeste/trincheras/trincheras.html
- Cerro Trincheras, Sonora en la Lotería Nacional. INAH TV. www.youtube.com/watch?v=8NPrWX4_RrA
- Zona Arqueológica, Cerro de Trincheras. INAH TV. www.youtube.com/watch?v=cHXs22f_iRM
- Trincheras: la cima del noroeste que impulsó una civilización. El Sol de Hermosillo. www.elsoldehermosillo.com.mx/local/trincheras-la-cima-del-noroeste-que-impulso-una-civilizacion-5151320.html
- Cerro de Trincheras, Sonora: Muros de piedra que acogen la espiral del mar. Arqueología Mexicana. www.arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/cerro-de-trincheras-sonora-muros-de-piedra-que-acogen-la-espiral-del-mar
- La Playa, Sonora. Arqueología Mexicana. www.arqueologiamexicana.mx/mexico-antiguo/la-playa-sonora
- Erosión descubre vestigios de antiguos agricultores de Sonora. Barriozona. www.barriozona.com/erosion-descubre-vestigios-de-antiguos-agricultores-de-sonora/
- Los Hohókam. Anécdotas sonorenses. www.anecdotassonorenses.blogspot.com/2017/10/los-hohokam.html
- Amador Bech, Julio. 2015. Función, iconografía y ubicación espacial del arte rupestre: el caso de La Proveedora en el desierto de Sonora.
- Petroglifos de Caborca. Destinos México. www.programadestinosmexico.com/que-ver/arqueologia/petroglifos-de-caborca.html
- Cultura Trincheras, civilización prehispánica de México. Etnias del mundo. www.etniasdelmundo.com/c-mexico/cultura-trincheras/
- Descubren huellas humanas de hace 23,000 años que cambiarán la historia del poblamiento de América. National Geogrpahic. www.ngenespanol.com/el-mundo/descubren-huellas-humanas-de-hace-23000-anos-que-cambiaran-la-historia-del-poblamiento-de-america/
- Evidence of humans in North America during the Last Glacial Maximum. Science. www.science.org/doi/10.1126/science.abg7586
- Antiguas huellas de 23,000 años retrasan la fecha de llegada de humanos a América. DW. https://www.dw.com/es/antiguas-huellas-de-23000-a%C3%B1os-retrasan-la-fecha-de-llegada-de-humanos-a-am%C3%A9rica/a-59300015