
¡Inspirador! Nuevo cruce en kayak por el Mar de Cortés
El pasado 8 de mayo 2022, el equipo conformado por los señores Luis Ruíz y Edgar Silvas alcanzaron la península de Baja California. Estos tocaron tierra en San Francisquito, 30 millas al norte del paralelo 28.
Inicialmente el equipo estaba conformado por cuatro tripulantes. Sin embargo, en días previos Rigoberto Vásquez Borja reportó desprendimiento de retina y debió declinar su participación por recomendación médica. Reportándose para el día de la partida únicamente tres de los integrantes del equipo original, entre ellos Julio Figueroa.
El día de la partida, sábado 7 de mayo, se presentaron en la rampa de botado de Playa Estela en Bahía de Kino con sus kayaks y pertrechos para la expedición. Aún estaba oscuro y no sabían con precisión las condiciones en que los recibiría el temperamental mar de Cortés.

La distancia entre Bahía de Kino y la parte sur de la isla del Tiburón —como primera parada técnica— es de cerca de 40 km. Es el trayecto más largo de todo el recorrido. Desafortunadamente, durante las horas del amanecer, Edgar Silvas observó que su embarcación estaba haciendo agua. Sin apanicarse intentó sacarla denodadamente hasta en dos ocasiones, pero la entrada de agua de mar por la tapa del depósito trasero del kayak (que no sellaba bien) y el fuerte oleaje lateral inundaba nuevamente el compartimiento.
Pasaron varios minutos angustiantes hasta que encontraron a unos pescadores que revisaban sus redes, asiéndose de la panga de estos últimos. Aprovecharon entonces para llamar a quienes acudiríamos a su rescate en la embarcación de apoyo rentada a pescadores de la comunidad de Bahía de Kino. A partir de ese momento, y con el apoyo a un lado continuaron navegando hasta la cara sur de la isla del Tiburón. Casualmente, no fue la embarcación con problemas la que se atrasaba respecto a las dos primeras, sino la que tripulaba Julio Figueroa, quien se veía fuera de ritmo.


Ya en la isla del Tiburón, Julio Figueroa desistió de continuar la travesía y dio paso a un espíritu de compañerismo, deportivismo y camaradería singular, cediéndole su kayak a Edgar Silvas a quien le venía haciendo agua su equipo, el cual quedó finalmente descartado. Este último, junto con Luis Ruíz, continuaron solos el resto de la travesía hasta completarla. A partir de ese punto Julio Figueroa se integraría a la embarcación de apoyo, quienes nos acercaríamos a este para ayudarlo a mover su casa de campaña donde descansaba en una playa pedregosa, el kayak de Edgar Silvas y sus efectos personales a la embarcación.

No pasó mucho tiempo en que estiraron las piernas e hicieron la redistribución de equipos para que continuaran su viaje a isla San Esteban, donde originalmente los alcanzaría la embarcación de apoyo. Tampoco pasó mucho tiempo para que sintieran el efecto de las fuertes corrientes marinas que se crean al estrecharse el paso entre las islas y que los desviarían en dirección norte. Lucharon para mantener rumbo sur y aun así terminaron en la punta noreste de la isla San Esteban, donde decidieron pernoctar después de haber remado 13 horas del primer día, de 4:00 am a 5:00 pm. El refugio que encontraron era una pequeña playa de grandes piedras, mismas que debieron utilizar para descansar, ya que más arriba encontraron víboras que les salieron al paso y excretas de coyotes que al parecer abundan en las islas.

El domingo, alrededor de las 5:00 am, emprendieron el viaje de regreso por la cara este al sur de isla San Esteban, desde donde partieron a su siguiente parada: la isla San Lorenzo, ya en Baja California, donde se detuvieron por media hora para consultar el geolocalizador que llevaban (com. personal Luis Ruíz). Posteriormente, continuaron remando hasta la costa de la península de Baja California. Pero en el camino no observaban claramente la posición del puerto San Francisquito, ya que es una pequeña ensenada muy cerrada e indicado por un faro, por lo que solicitaron a la embarcación de apoyo, quienes estábamos en tierra, que saliéramos a encontrarlos para indicarles la ubicación.
Mucho nos esforzamos en el equipo para localizarlos. Pese a la claridad del día apenas se veían a menos de 500 metros de distancia, donde los brillantes colores de las embarcaciones se perdían en la inmensidad del mar. Cuando por fin fueron ubicados, estos estaban nuevamente al norte de la ruta trazada, pero tan solo unos kilómetros, mismos que debieron recorrer hasta encontrar el faro, siguiendo la embarcación de apoyo hasta conseguir llegar a la playa de puerto San Francisquito alrededor de las 3:00 pm del domingo 8 de mayo 2022. Se cumplió el objetivo de hacer un recorrido de dos días con un tiempo efectivo de remado de 22 horas, y solo interrumpido por los descansos de 10 minutos cada hora para ingerir alimentos energéticos y líquidos.
Cabe mencionar lo emocionante que fue verlos llegar en San Francisquito. Casualmente un grupo de militares llegaron al punto a solicitar apoyo para llegar a la zona del faro, a donde se les llevó amablemente. Parecía aquello un desfile de recepción. Los navegantes confiesan haber acordado llegar juntos a la meta, sin verse superados uno por el otro en otra acción muy deportiva. Don Luis, pese a su temple y espíritu deportivo amén de su capacidad física, tiene 71 años y Edgar Silvas 46. Este último lucía ‘entero’ a su llegada, su recuperación pronta fue muy evidente. Don Luis, con sus piernas entumidas por lo estrecho del habitáculo de la embarcación, se tomó unos minutos para incorporarse del kayak. Su rostro mostraba lo extenuante que le había resultado el demandante esfuerzo. Si bien el agua de mar aun estaba por debajo de los 20°C, la temperatura ambiente era de cerca de 30°C con un sol quemante.

Vale la pena destacar que, aun cuando los navegantes llevaban una plataforma contratada muy poderosa para su geolocalización en tiempo real, la cual además hasta donde sabemos es la primera vez que se introduce en estas expediciones, misma que permitió a docenas de personas seguirlos desde sus computadoras en Estados Unidos y nuestro propio país, la comunicación con la embarcación de apoyo se tornó complicada. Esto los tenía muy preocupados, la falta de comunicación con el equipo de apoyo (com. Personal Luis Ruíz).
La mayor parte del trayecto por agua no tiene señal de internet como para hacer más fluida la comunicación con otros. Efectivamente se contaba con una radio portátil prestada por el grupo de apoyo “Rescue One” del Club Deportivo de Bahía de Kino, pero, por ser fin de semana y la temporada en que la comunidad americana y canadiense regresa a su país, la comunicación también fue deficiente por ese medio, amén que en las prisas el capitán de la embarcación de apoyo olvidaría la antena para tener recepción, por lo que la comunicación solo podría ser con “Rescue One” en caso necesario. Esta además fue una de las razones para que la embarcación de apoyo decidiera no parar en isla San Lorenzo a esperar a los navegantes (en la cara sur) sino llegar a Puerto San Francisquito para cargar baterías de celulares, hacer llamadas a quienes estarían siguiendo la transmisión de su localización en vivo, y saber de manera indirecta donde se ubicaban. Así nos enteramos que estaban en la cara noreste de isla San Esteban donde un mensaje posterior de Edgar Silvas confirmaría que se encontraban bien y que los esperáramos en San Francisquito.
De lo anterior se desprende —y sirva como experiencia— que la embarcación de apoyo, cuando regresó a Bahía de Kino por los arreos necesarios de quienes iríamos en ella, los perdió de vista todo el sábado 7 de mayo después de ir en su apoyo cuando se hundía el kayak durante esa mañana. Y así continuaríamos hasta las 2:00 pm del domingo en que salimos a encontrarlos para indicarles la entrada a puerto San Francisquito. Básicamente, después de isla del Tiburón, los kayakistas estaban solos y por su cuenta. Así navegaron desde las 9:00 am del sábado hasta llegar a Baja California. Cabe mencionar que el equipo de la embarcación de apoyo, al no verlos en la cara sur de isla San Esteban, pensó que habrían seguido adelante, que iban adelante nuestro. Cayendo en la cuenta que no era así al llegar a isla San Lorenzo. La comunicación con los navegantes hizo mucha falta. Algo que deberá solucionarse en siguientes expediciones. Quizás probar los sistemas de comunicación con antelación.

Edgar Silvas y Luis Ruiz, reportaron avistamientos de varias tortugas caguamas, algunos delfines, cantidad de aves y lobos marinos, no así ballenas o escualos. Sin embargo, por comunicación con vecinos del poblado de Bahía de los Ángeles, sabíamos que se había reportado un grupo numeroso de orcas en el canal de Ballenas.
Apenas pisaron tierra cerca de las 3:00 pm del domingo 8 de mayo 2022, después de que los deportistas fueron felicitados y se tomaron las fotos de rigor, se decidió emprender todos en la misma embarcación el viaje de regreso a Bahía de Kino. Esto a sabiendas nos llegaría la noche en el trayecto. Partimos a las 4:00 pm con una embarcación cargada hasta con una tonelada de equipo, incluyendo los tres kayaks y siete personas. Pese a que las condiciones del agua fueron mucho mejores que el sábado, la transmisión del único motor de la embarcación sonó de forma extraña (quizás por el cambio de propela que se había hecho previo el viaje), alertando al capitán. A partir de la isla San Lorenzo, se llevó la embarcación a poca velocidad, cuidándola hasta llegar a Bahía de Kino cerca de las 10:00 pm. El capitán sí pudo comunicarse por celular con pescadores conocidos que fueran en nuestro apoyo en caso de ser necesario, pero esto sucedió hasta llegar a isla Turner frente a la isla del Tiburón. Previo a esto, durante la mitad del trayecto, no pudimos avisar del desperfecto, salvo por el equipo de geolocalización de Edgar Silvas, quien afortunadamente lo llevaba encendido con una pequeña batería solar, y que lo permitió.

En otros temas, la recepción en tierra fue por demás bonita y emotiva, esto pese a que llegamos a las rampas de botado de Playa Estela con una oscuridad impresionante, encandilados por las luces de los nuevos desarrollos inmobiliarios cercanos a playa Estela; y sin poder realmente distinguirla. Además, un pequeño velero muy cerca de la rampa estaba anclado sin luces, representando un peligro para nosotros.
Las luces de los celulares de quienes fueron a recibir a Don Luis Ruíz —un grupo muy numeroso y alegre debo decir— iluminaron nuestro camino para poder bajar tanto el remolque que transportaría la lancha a tierra como para subir la misma. Maracas, bocinas, arengas, aplausos, fotos, luces y manifestaciones muy sentidas e importantes de reconocimiento y cariño hacia Don Luis y Edgar Silvas que tuvimos la fortuna de disfrutar, y vaya que estábamos dando gracias al creador por haber apaciguado los dominios de Poseidón y habernos permitido llegar con bien a tierra firme. Al cargar los kayaks y equipos para su regreso a Hermosillo, disfrutamos de una rica cena que le llevaban a Don Luis y que nos compartieron generosamente.