
La revolución mundial en 2022
Vista nocturna de Dubái, Emiratos Árabes Unidos, desde el piso 124 del Burj Khalifa, el edificio más alto de mundo.

Por: Luis Fernando Heras Portillo
Desarrollador de negocios turísticos, comerciales e industriales.
En el último siglo, la humanidad ha sido testigo de reconversiones o grandes transformaciones económicas, políticas y sociales que han definido la manera en cómo enfrentamos los retos del mañana. Pero como toda revolución, en medio del movimiento destacan solo algunas naciones como líderes de dichos cambios. Es decir, son ellas quienes ponen el ejemplo y pavimentan el camino hacia el futuro.
Pero estas no poseen títulos vitalicios; las grandes potencias mundiales han cambiado constantemente de posición durante los últimos 30 años como resultado de la competencia económica a nivel global. En este ranking también han comenzado a influir —con cada vez mayor fuerza— otros factores. Entre ellos, el sector inmobiliario, financiero, comercial, medioambiental, el turismo y, principalmente, la tecnología digital.
Como resultado, actualmente existen países que pueden definirse como referentes. Por lo que, cuando llegue el momento, puedan ser de utilidad a otros que se encuentran en menor escala de valores políticos y sociales, pero sobre todo en la parte económica.
Lo anterior debe ser un buen ejemplo a seguir por una sencilla razón: porque vivimos en un mundo globalizado, y México no es ajeno a este proceso. Nuestro país ocupa la posición número 15 en el ranking mundial por Producto Interno bruto (PIB), de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Esto nos brinda la gran posibilidad de escalar algunos peldaños, apoyados en el potencial que tenemos en el turismo, en el comercio, en la productividad, en las exportaciones, en el mejoramiento de la calidad de vida de los mexicanos y en muchas otras ramas, como la agro industrialización y el cuidado del medio ambiente a través del aprovechamiento de nuestros recursos naturales.

Pero ¿cuáles son las grandes potencias económicas de la actualidad? En este sentido, me gustaría destacar cuatro de ellas que son particularmente importantes debido a la manera en la que abordan los desafíos globales, razón por la cual pueden ser tomadas en cuenta como modelos que demuestren a los mexicanos que es posible encontrar soluciones responsables, creativas y con visión de futuro para tratar de ser mejores cada día.
A través de acciones, tecnología, políticas públicas e infraestructura, las noticias, imágenes y videos que circulan en la red son testimonio de la competencia que se da entre cuatro grandes potencias que, hoy por hoy, luchan para decidir quién es el mejor, no quién es el peor: China, Estados Unidos, Rusia y, más recientemente, Emiratos Árabes Unidos.

Es curioso, pero cada una de ellas nos brinda ejemplos que vale la pena tomar en cuenta. Uno de ellos es el valor que le otorgan a la cultura y a las tradiciones. Como un elemento vital de la sociedad, la cultura nos une y nos da identidad. Si a ello le sumamos el factor tecnología, logramos reforzar los valores y el sentido de pertenencia de las nuevas generaciones. El esfuerzo anterior se vio reflejado, recientemente, en las celebraciones de Año Nuevo en cada uno de estos lugares. En redes sociales se viralizaron videos del festejo en Beijing, China; en Moscú, Rusia, y Estados Unidos en Nueva York y Miami —esta última ciudad destaca por el enorme ‘boom’ económico que ha estado experimentando en los últimos años tras la pandemia por Covid-19.

Pero el que llamó mi atención de una manera muy especial fue la celebración de Emiratos Árabes Unidos, particularmente en Dubái y en Abu Dhabi. Al igual que Miami, vale la pena prestar atención a la manera en la que las principales ciudades de este país buscan destacar y mostrarse al mundo como lo que son hoy en día: atractivos destinos turísticos y de inversión inmobiliaria, energética, tecnológica, carga y logística, transporte y más.
En la competencia que se pugna entre estos cuatro gigantes de la economía mundial sobresalen tres elementos fundamentales.
El primero es el del dominio económico. Este implica, básicamente, el control e influencia que tiene una nación sobre la economía global, sacando provecho a las circunstancias económicas para beneficio de su población, de sus gobiernos, de sus empresarios y de sus ciudadanos. No obstante, con la crisis de Covid-19 descentralizando la dinámica internacional y ralentizando la globalización, el dominio económico podría ser otorgado a aquellos que decidan reforzar y diversificar la cooperación entre naciones en el tema del comercio internacional.
Ejemplo de ello es lo realizado por Emiratos Árabes Unidos, quienes por años han sido uno de los socios más cercanos a Estados Unidos en cuestiones políticas, económicas y militares. Sin embargo, también han reforzado sus relaciones con China por su capacidad económica y tecnológica, siendo este último un factor vital para el desarrollo de ciudades inteligentes. Por su parte, el país asiático ha hecho lo propio, especialmente la ciudad de Beijing que hoy en día es el mayor comprador de petróleo crudo de la región del Golfo, de acuerdo con el Financial Times.
Ese es el juego, finalmente. Esa es la competencia que se da, incluso, entre China y Estados Unidos, que ha sufrido muchos ‘jalones y estirones’, pero avanza y marca la pauta de las decisiones que se toman a nivel global. Recordemos que China se encuentra entre sus principales socios comerciales, de acuerdo con cifras de la Oficina del Censo de Estados Unidos, en donde, por cierto, México destaca como el principal socio en materia de comercio.

También, las nuevas tecnologías, los grandes corporativos financieros y el turismo influyen en el dominio económico global. Ejemplo de ello son las ciudades de Abu Dhabi, capital de los Emiratos Árabes Unidos, y Dubái, que es actualmente la meca o la capital mundial del turismo, del neo turismo, del cual profundizaré en un próximo artículo.
El segundo factor o fenómeno que se da entre los grandes es la competencia dinámica, creativa e impresionante de la infraestructura interna de sus países. Es decir, la competencia se refleja en sus grandes puentes, enormes desarrollos de parques de energía solar, grandes presas, túneles, carreteras, en el mejoramiento de la calidad urbanística de sus ciudades, del transporte, de la comunicación, de sus centros comerciales, de sus parques y jardines, y de todas las áreas que disfrutan los habitantes de dichos lugares y que los convierte en países de primer mundo. Y esto es algo que los mexicanos también queremos para nuestro país.
En esta competencia dinámica y creativa impresiona la incorporación de las nuevas tecnologías en sus gigantescos edificios, rascacielos y nuevos puertos marítimos, aéreos y terrestres que incrementan su capacidad operativa. En este tema, recordemos los grandes proyectos de infraestructura educativa y hospitalaria, como aquella que observamos en China durante las primeras semanas de la lucha contra la pandemia de Covid-19. El mundo se maravilló ante la gran hazaña que lograron los chinos al construir un hospital en tan solo 10 días, algo que incluso fue transmitido en vivo para que las personas siguieran el progreso de la construcción.

Finalmente, el tercer gran factor es la aparición del ‘delfín’ o la nación más nueva en la competencia global: Emiratos Árabes Unidos. Se trata, pues, de la ‘joya de la corona’ del siglo XXI. Como lo he mencionado anteriormente, las nuevas relaciones comerciales —promovidas, sobre todo, por generaciones más jóvenes— están impulsando la grandeza del desarrollo turístico y lo están convirtiendo el centro mundial de negocios. Tal es el caso de la Expo 2020 Dubái, un encuentro que promueve el intercambio cultural y económico entre los países, inaugurado el pasado 1 de octubre de 2021 y cuya duración se extiende hasta el 31 de marzo de 2022. De ese tamaño es el esfuerzo que están haciendo.

Por ello, Abu Dhabi y Dubái, particularmente, se están convirtiendo en las capitales mundiales de los centros financieros, y del financiamiento de muchos proyectos distribuidos en todo el mundo, tal como lo hizo Estados Unidos, China y otros países desarrollados.
Así la naturaleza del mundo actual y así es como tenemos que analizarla, porque somos parte de ella. Debe servir como ejemplo a México para integrarnos a la competencia, para crecer junto con los actores involucrados y construir nuestro futuro, un futuro de desarrollo, de prosperidad, de progreso, de crecimiento económico y de beneficio para la población.
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