¿Por qué lavarse las manos es tan efectivo para prevenir enfermedades?
Mientras el COVID-19 se extiende en diversos países del mundo, es común escuchar en todas partes que debes lavarte las manos. Usar cubrebocas y gel sanitizante, las «armas» que muchos consideran como las más efectivas, no es suficiente para evitar contraer coronavirus y otras enfermedades.
Russell Buhr, médico de cuidados pulmonares de la UCLA, considera que no hay sustituto al lavado de manos para controlar la propagación de virus. «Históricamente, la mortalidad infantil solía ser un gran problema, debido a que las personas no se lavaban las manos adecuadamente, porque no entendíamos qué eran los gérmenes y cómo funcionaban»:
Entonces, ¿por qué lavarse las manos es tan efectivo? El doctor dijo que la mecánica del lavado, es decir, el acto de frotar y enjuagar, ayuda a eliminar el virus «muerto». «Sabemos que el jabón ayuda a descomponer los virus, porque el jabón funciona para disolver las grasas, y los virus están rodeados por una capa compuesta de lípidos». Por lo que el jabón destruye químicamente el virus.
Aunque suene simple, el jabón es la mejor arma que tenemos para acabar con los virus.
El doctor Buhr explica que el hecho de que los virus se propaguen se debe a que alguien tosió en la cara de otra persona, o porque estornudó en su mano y abrió una puerta, y después tocó sus ojos, nariz o boca.
Para asegurarte de que tus manos estén limpias, el Dr. Buhr recomienda lavar tus manos con agua a la temperatura más caliente que puedas tolerar, sin quemarte las manos, y enjabonar durante 30 a 45 segundos. Después, debes secar tus manos con una toalla de papel, usar la misma toalla para abrir la puerta, y desecharla.
Aunque el gel sanitizante funciona bien, no tiene los mismos beneficios que lavarse las manos. «En caso de emergencia, este desinfectante es mejor que nada. Pero aún así, alentamos a las personas a lavarse las manos regularmente para eliminar los residuos del virus. residuos del desinfectante de manos y cualquier patógenos muerto o suciedad en nuestras manos», dice el Dr. Buhr.
Vía Well and Good