Reid Park Zoo, una opción de diversión familiar en Tucson, Arizona
Texto y fotografías por: MC Martín I. Bustillo-Ruíz
Muy cerca del centro de la ciudad de Tucson, Arizona, en Estados Unidos, se localiza el Zoológico Reid (“Reid Park Zoo”). Este cuenta con cerca de 10 hectáreas de terreno, lo que permitió a los diseñadores de este espacio al aire libre lograr un ambiente relajado y ajeno al bullicio de las calles principales por donde se llega, como las calles Broadway, 22, y Alvernon. También es un pulmón de la ciudad por sus grandes arboledas y por encontrarse junto al campo de golf de 18 hoyos frente al antiguo “Con Mall”.
Fue fundado en 1967 por Gene Reid, desde entonces es propiedad de la ciudad quien lo opera. El Zoológico cuenta con amplio estacionamiento dentro del parque Reid, y un pequeño tren para niños con varios vagones, mismos que permiten disfrutar de un recorrido por los grandes estanques que albergan gran cantidad de patos, quienes se acercan cuando los visitantes les llevan alimento.
El zoológico no es una empresa lucrativa, solo cobra una cuota de recuperación de poco más de $10.00 dólares por persona, pero bien lo vale para admirar la buena condición y mantenimiento en que se encuentran los animales -que son cientos y muy diversos- y las distintas instalaciones del zoológico como baños, pasillos, bebederos, sombras, bancas, paisajismo, jardinería, sistema de sonido, etc.
Llama mucho la atención, además de los bellos e impresionantes animales salvajes, que muchas de las instalaciones que ahí se encuentran fueron patrocinadas por donadores voluntarios, como se lee en las placas. Este hecho es digno de admirarse y emularse, ya que no es común en México que esto suceda. Por el contrario, algunos han desmerecido en perjuicio de la salud de los animales, lo que resulta grave, ya que requieren de hospitales, medicamentos y profesionales médicos veterinarios para su mejor atención. No se diga alimento suficiente y de calidad, agua potable y demás servicios.
El zoológico se encuentra dividido en cuatro áreas organizadas por su tipo de hábitat. En estas se observa: desde un grupo de elefantes con un enorme macho de grandes colmillos de marfil, varias hembras y una cría, hasta un gran espacio para las cebras y elegantes jirafas, quienes con su gran lengua y totalmente erguidas “ramonean” las hojas tiernas de los árboles desérticos de Arizona.
También la exhibición del oso negro con su piscina, y leones. De igual manera cuenta con algunos aviarios donde mantienen distintas especies de aves, algunas muy llamativas como las cacatúas y pavo real; áreas para flamencos, capibaras, osos hormigueros, tapires, además de un caimán. Adicionalmente monos, que son muy recurridos por los niños.
Algo que podría funcionar a los zoológicos mexicanos sería crear campañas publicitarias profesionales a ser difundidas constantemente a través de medios promocionando, por ejemplo, nuevos nacimientos de los animales en exhibición, concursos para los nombres que llevaran las crías, etc. Todas las acciones necesarias que permitan sostener una entrada económica por concepto de visitantes, que representen no solo la nómina de los empleados del centro, sino buena parte de los gastos su mantenimiento. Lo ideal siempre será la autosuficiencia para sostener la operación, esto en función de las entradas, y usar los apoyos gubernamentales para remodelaciones, nuevos espacios, intercambios o adquisición de animales, y demás cuyo monto exceda los ingresos por entradas.
Cabe destacar que para los niños, el zoológico es una escuela viviente, donde los adultos pueden convivir con sus hijos en un ambiente muy propicio para las relaciones familiares, y además disfrutarlo de sobremanera.