Tlatolophus galorum, la especie inédita de dinosaurio que fue descubierta recientemente en Coahuila
Tras ocho años de investigación de campo, el trabajo de un equipo de paleontólogos rindió fruto: descubrieron los restos de una especie única en el mundo. Se trata del hadrosaurio, espécimen hallado en el estado de Coahuila, al que bautizaron como Tlatolophus galorum, el primer parasaurolofino mexicano.
De acuerdo con información compartida por paleontólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el colosal herbívoro dominó el norte de México hace 73 millones de años, según revelaron los restos de un cráneo que quedó atrapado por una plasta masiva de tierra. Gracias a ello, el cráneo logró conservarse en un 80%.
Los restos paleontológicos fueron encontrados en General Cepeda, al sureste de Coahuila. Con ellos, los científicos determinaron que el dinosaurio fue verdaderamente masivo. En colaboración con la Universidad Autónoma de México y la Secretaría de Cultura, llevaron a cabo un estudio de 8 años, del que finalmente se obtuvo una especie inédita: el Tlatolophus galorum.
Con respecto al nombre, los investigadores señalan que se trata de un homenaje en distintos planos. Por un lado, el género Tlatolophus tiene dos raíces. En primer lugar, de la voz nahua tlahtolli , que se traduce como “palabra”; después, lophus viene del griego, que significa “cresta”. En conjunto, el término quiere decir “cresta palabra”.
La creación del término tiene sentido, ya que todos los lambeosaurinos tenían una función comunicativa: contaban con varios pasajes internos y conexiones entre la nariz y la tráquea. Además, por la forma de los oídos, los científicos determinaron que tenía la capacidad de escuchar sonidos en frecuencias bajas.
Sobre ello, Ángel Alejandro Ramírez Velasco, doctorante en el Instituto de Geología de la UNAM, resaltó que “sabemos que tenían oídos con la capacidad de recibir sonidos de baja frecuencia, por lo que debieron ser dinosaurios pacíficos pero ‘platicadores’. Algunos paleontólogos teorizan que emitían sonidos fuertes para espantar a los carnívoros o con fines de reproducción, lo que sugiere que las crestas lucían colores vistosos”.
Los resultados del hallazgo fueron publicados en la revista Cretaceous Research el pasado mes de mayo. Además del cráneo, se encontraron algunas vértebras, que estuvieron expuestas a las condiciones climáticas del lugar.
En total se rescataron 34 fragmentos óseos del dinosaurio. De ellas destaca la cresta, que mide más de un metro de largo. De la misma manera, se recolectaron las mandíbulas, el paladar y el neurocráneo.
Actualmente, la cola del dinosaurio se exhibe en el palacio municipal de General Cepeda. Fue ahí mismo donde se habilitó el espacio para que los habitantes del municipio pudieran pasar a ver los restos de este antiguo gigante mexicano. Aunque los fósiles continúan bajo observación, los científicos destacaron que éste es “un caso excepcional en la paleontología mexicana y mundial”.