Crean bioplástico con aserrín de madera que puede degradarse en tres meses
El plástico se ha convertido en uno de los principales enemigos del medio ambiente. Esto se debe a lo perjudicial que puede ser para la naturaleza, así como a la cantidad de recursos necesarios para fabricarlo.
En respuesta a lo anterior, académicos, investigadores y estudiantes de todo el mundo plantean alternativas sustentables al plástico a partir de desechos orgánicos y otros elementos.
Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Yale creó un bioplástico totalmente biodegradable a partir de polvo de madera o aserrín.
Para lograrlo, utilizaron un disolvente biodegrdable para reducirlo a una suspensión de polímeros orgánicos y celulosa entrelazada con hidrógeno a nanoescala. El resultado es un bioplástico lo suficientemente bueno como para competir con los plásticos convencionales.
Para ver cómo funciona, el bioplástico fue enterrado bajo tierra para observar su comportamiento. Los investigadores revelaron que, mientras el plástico convencional puede tomar cientos de años para degradarse, el bioplástico de madera se degradó por completo en tan solo tres meses.
Esto no significa que no sea resistente. De hecho, su calidad es tan buena que los investigadores creen que puede ser útil para fabricar envases debido a que tiene buenas propiedades mecánicas para contener líquidos y resistir la luz ultravioleta.
De acuerdo con el equipo encargado de su desarrollo, el bioplástico podría ser utilizado para todo tipo de usos, desde bolsas o envases hasta en la construcción de edificios o vehículos. Sin embargo, por el momento es sólo una prueba, por lo que es necesario esperar para ver qué tan efectivo es producirlo en masa.
Considerando que la industria de la madera tiene un impacto significativo en países como Australia, Brasil, Estados Unidos y Canadá, los residuos que dejan podrían reincorporarse al planeta para darles un segundo uso.
El estudio sobre la viabilidad del proyecto fue publicado en la revista Nature y puedes consultarlo aquí: www.nature.com/articles/s41893-021-00702-w.epdf
Vía Xataka