
Nuestros padres y abuelos nos han preparado para ser fuertes ante la adversidad
La situación actual por el Covid-19 nos ha obligado a permanecer en casa para salvar a los demás al evitar la propagación de esta enfermedad. Nuestra misión, además de protegernos, es proteger a los demás, y eso incluye a las personas vulnerables, como adultos mayores. Reflexionemos un poco: ¿cuántos de nuestros seres queridos pertenecen a este grupo?
Sí, debemos protegerlos a toda costa, pero esto no significa que sea tarea fácil. Dejar verlos en persona puede entristecernos o frustarnos, pues a veces solemos recargarnos en ellos para crear una cercanía emocional, así como también recibir y dar afecto.
Sin embargo, son ellos quienes nos sorprenden, pues algunos de nuestros padres y abuelos se han convertido en todos unos expertos en tecnología, enviando besos y abrazos virtuales a la familia.

Ante la adversidad, ellos resisten. Tienen experiencia y sabiduría, pues han aprendido tantas cosas a lo largo de su vida que su carácter, aunque a veces parezca sensible, se ha fortalecido. Es esa misma fuerza incansable la que nos transmiten y logra reconfortarnos.
Aprender a ser fuertes es una de las primeras enseñanzas que los padres comparten a sus hijos; cuando caíamos de un juego en el parque o de una bicicleta, inmediatamente nos ayudaban a levantarnos y nos decían ‘No pasa nada. Vuelve a intentarlo’. Así fue como aprendimos que la vida continúa a pesar de las circunstancias difíciles que puedan presentarse.

Esto también pasará, y pronto volveremos a reunirnos con nuestros adultos mayores para disfrutar del tiempo juntos. Mientras tanto, recuerda estar siempre pendiente de ellos, de sus necesidades y también de escuchar sus inquietudes. Ayúdalos a estar informados, a realizar sus compras y a sentir ese apoyo que también necesitan, aunque a veces no lo expresen abiertamente.
Si conoces a algún otro adulto mayor que pase la mayoría del tiempo en soledad y no tenga familia cercana, hoy es el momento para crear un vínculo a la distancia y crear una red de apoyo para ayudarles a realizar sus compras, cumplir sus pendientes como ir a pagar sus servicios, apoyarlos con recursos o simplemente preguntarles cómo va su día.
Ahora, si tienes la fortuna de que tu familiar adulto mayor se encuentre en tu hogar, debes recordar que al ser más vulnerables al contagio, necesitan de cuidados extras.
Por ejemplo, mantener una distancia mínima de un metro y medio, usar cubrebocas y guantes cuando sea necesario, limpiar y desinfectar todas las áreas de la casa y vigilar muy bien si padece síntomas como tos, dificultad para respirar y dolor de cabeza.
Además, es importante convivir con ellos, platicar y hacerles preguntas que los hagan ejercitar su memoria para recordar cosas agradables y anécdotas felices.
Nuestros adultos mayores nos lo dieron todo en su momento, y ahora más que nunca necesitan nuestra ayuda, por lo que la mejor manera de hacerlo es manteniendo una distancia física, pero estrechando nuestro vínculo emocional.