
Dulce experiencia: montaje de un nuevo apiario en las inmediaciones de Punta Chueca

Texto y fotos por: MC Martín I. Bustillo-Ruíz
En la serranía Comca’ac pronto habrá un nuevo apiario montado por David López orgulloso miembro de esa etnia con experiencia como guía de cazadores y en la pesca. Ser testigos de este proceso que culminará con la producción de miel de exquisito sabor, es un privilegio.
Así lo vivimos en compañía del especialista MVZ Miguel Cornejo, entre maravillosos cerros de tezontle y morusa volcánica colores rojo carmesí y negro. Con una vista envidiable al Mar de Cortés y a la Isla del Tiburón como principal pieza de escenografía y marco único.
Privilegiado y magnificado por la profundidad y perspectiva del terreno en pendiente desde donde se observaba la creación en todo su esplendor, fue entonces el sitio elegido para el nuevo hogar de tan singular y carismático organismo.


Se observaba, hasta cierto punto, buena cobertura vegetal dentro de un marco de resequedad del monte. Resaltaba el palo fierro (Olneya tesota) y el palo verde (Parkinsonia aculeata) floreados. Además de magníficas cactáceas, como los sahuaros de 200 años (Carnegiea gigantea) y los pitahayos (Stenocereus thurberi) con sus hermosas flores blancas que serán el fruto con el cual se elaborará el vino de “pitahaya” para la celebración del próximo año nuevo Comca’ac del 30 junio.
Maravillosos organismos, las abejas, que parten de una excelente organización de la colonia, donde cada una se dedica a su labor, como es la extracción del néctar de las flores por las abejas obreras o de llevar agua al panal; la fecundación de la reina por los zánganos; y la misma reina, que es escogida para ello y criada por las obreras alimentándola con jalea real y néctar.
Ésta se dedicará a poner huevecillos dentro de las múltiples celdas, que de acuerdo con las necesidades de la organización serán alguna de las clasificaciones antes señaladas.


Toda una organización melífera, que envidiarían los mismísimos Bill Gates y Elon Musk, y que a la postre resulta en una magnífica miel. En este caso, orgánica, donde las abejas se alimentan de flores silvestres del monte y no de los campos agrícolas lejanos (por el corto radio de acción de las abejas) lo cual conlleva el uso de pesticidas, perjudicial a la salud humana al largo plazo.

Esta miel es 100% virgen, cuyo néctar lo obtienen de las flores de los árboles y arbustos del monte de donde se alimentan como el mezquite, palo verde, palo fierro, y el mangle de los esteros próximos.