11 prácticas que te ayudarán a ser emocionalmente más inteligente
Las emociones son complicadas. Por una parte, son una parte natural y vital de nuestras vidas. Nos motivan, nos regulan y nos empoderan. Pero también pueden llegar a limitarnos si no comprendemos el efecto que tiene en nosotros mismos y en los demás.
Entonces, ¿cómo podemos mejorar nuestra inteligencia emocional, la habilidad de entender nuestras emociones, y usar ese conocimiento para guiar nuestra mente y comportamiento?
Justin Bariso, autor del libro “EQ Applied: The Real-World Guide to Emotional Intelligence”, comparte once prácticas que puedes incorporar a tu vida.
1. Conversa brevemente con otros de manera estratégica
Imagina que recibes mensajes regulares por parte de un compañero de trabajo que siempre se ven así:
“Hola, necesito __. ¿Podrías ayudarme?”
No hay nada de malo cono este mensaje, claro, bajo las circunstancias correctas. Pero si todo lo que recibes de esta persona son peticiones de ayuda, naturalmente comenzarás a resentirte por sus mensajes… e incluso podrías dejar de responder.
En contraste, las personas emocionalmente inteligentes se dan cuenta de que están tratando con una persona real y no solo con mensajes de texto. Se toman un momento para preguntarle a esta persona cómo está y conversar brevemente. Se dan cuenta de que no son la única persona que hace peticiones, por lo que de vez en cuando preguntan si de alguna manera pueden facilitar este proceso.
Al mostrar interés personal en los demás, fomentas relaciones más saludables.
2. Da las gracias
Suena un poco obvio, ¿no? Desafortunadamente, descuidar esta palabra se ha convertido en algo muy común hoy en día.
Así que tómate unos momentos para expresar tu agradecimiento. Mira a la persona a los ojos. Si esto no es posible, escribe un correo electrónico. Aún mejor, envía una pequeña tarjeta o incluso un regalo (si aplica). Porque un poco de aprecio por los demás marca la diferencia.
3.Permanece abierto a otras perspectivas
Cada uno de nosotros tenemos una perspectiva que fue influenciada por miles de factores, incluida nuestra crianza, dónde crecimos y quiénes son nuestros amigos.
Pero la forma en que otras personas nos ven es muy diferente de cómo nos vemos a nosotros mismos (y viceversa). Al pedir retroalimentación y escuchar de verdad, comenzarás a ver qué tan diferentes pueden ser esas percepciones.
Por supuesto, estas opiniones no siempre serán fáciles de escuchar. Pero saberlo con anticipación puede ayudarte a mantener tus emociones bajo control.
4. Analiza tus debilidades
Se necesita autorreflexión, perspicacia y coraje para identificar tus propias debilidades. Pero todos las tenemos, y no mejoraremos a menos que trabajemos en ellas.
Al analizar situaciones en las que hemos perdido el control de nuestras emociones, podemos trabajar en nuestra estrategia para enfrentar situaciones similares.
5. Elogia a los demás sincera y específicamente
La gente puede identificar los intentos poco sinceros de adulación o alabanza. Pero cuando eres coherente en la búsqueda de las cualidades de los demás, y luego especificas qué es lo que admiras, puedes llegar a motivarlos. Se sentirán bien de trabajar contigo y harán todo lo posible para dar lo mejor de sí mismos.
La clave es la sinceridad. Si elogias el esfuerzo de los demás a medias, recibirás un esfuerzo a medias.
6. Da correcciones constructivas
La retroalimentación debe ser equilibrada. Así como buscas elogiar los comportamientos positivos y las buenas acciones, también debes compartir retroalimentación negativa con la intención de ayudar a los demás a mejorar.
Esto no es fácil de hacer; requiere pensar desde la perspectiva del otro y usar el tacto. Pero si has aprovechado otras oportunidades para elogiar a otros de manera sincera y específica, se darán cuenta de que en realidad estás tratando de ayudarlos a mejorar.
7. Muestra tu pasión
Si necesitas convencer a otras personas de una idea o decisión, primero debes asegurarte de convencerte a ti mismo.
Esto es fácil si la idea es tuya y se trata de algo en lo que crees firmemente. Pero si comienzas a perder la motivación, tómate un tiempo para recordar el ‘por qué’ detrás del ‘qué’. Porque si no te apasiona tu propia idea, nadie lo hará.
8. Aprende a mantener el enojo bajo control
Enojarse es parte natural de nuestras vidas. En algunas circunstancias, es muy útil: puede motivarte a abordar un conjunto inaceptable de circunstancias.
Pero perder el control de tu enojo casi siempre te llevará a sufrir consecuencias negativas.
Piensa en el enojo como el fuego: puede ser una herramienta útil o puede ser altamente destructiva. Es posible que no siempre puedas controlar tu enojo, pero puedes tomar algunos pasos para controlar tu respuesta ante ese sentimiento, como alejarte de una situación volátil antes de decir o hacer algo de lo que te arrepentirás después.
Aprende a controlar tu enojo y úsalo para bien.
9. Discúlpate
Decir ‘perdón’ puede ser difícil. Pero incluso las personas más exitosas cometen errores. Cuando los reconoces y te disculpas por ellos, estás haciendo una gran declaración sobre cómo tú o tu empresa se ve a sí misma en relación con los demás. Esto atrae a la gente de manera genuina y genera lealtad.
Aprender a disculparte también puede ayudarte a desarrollar cualidades como la humildad y la autenticidad, lo cual contribuye a construir relaciones estables.
10. Haz una pausa
Hacer una pausa, incluso durante algunos segundos, puede hacer una gran diferencia en cómo reaccionas. Pausar puede ser tan fácil como detenerte y pensar antes de actuar (lo cual es mucho más difícil de lo que parece).
Pausar no es solamente efectivo al momento de tratar con situaciones que son molestas. A menudo, estamos tentados a aprovechar oportunidades que se ven bien en ese momento, pero que realmente no hemos reflexionado en ellas.
El objetivo de hacer una pausa es reducir esos momentos en los que decimos ‘¿en qué estaba pensando?’
11. Concéntrate en tus pensamientos
Cada acción es precedida por un pensamiento. Es fácil ceder ante nuestras emociones, pero a menudo nos llevan a tomar decisiones de las que nos arrepentimos.
Si estás tratando de mantener tus emociones bajo control, enfócate en controlar primero tus pensamientos.
¡Practica!
Nuestras emociones representan una gran parte de lo que hace que valga la pena vivir, pero al aprender más sobre ellas, así como también aprender cómo nos afectan, nos aseguramos de mantener nuestras emociones trabajando a nuestro favor y no en nuestra contra.
Vía Thrive Global, publicado originalmente en INC.
Ilustración: pch.vector vía Freepik.