Utilizan restos de frutas y verduras para crear materiales más resistentes que el concreto
Los restos de comida que se generan a diario en el mundo se han convertido en un problema para el medio ambiente, ya que una vez arrojados al vertedero producen una gran cantidad de metano, un gas de efecto invernadero más potente que el CO2.
Ante ello, investigadores de Tokio encontraron una innovadora solución al desarrollar un nuevo método para reducir los desperdicios mediante el reciclaje de restos de frutas y verduras desechados para convertirlos en materiales de construcción.
“Nuestro objetivo era utilizar algas y restos de comida para fabricar materiales que fueran al menos tan resistentes como el concreto”, explicó Yuya Sakai, autor principal del estudio.
Mediante un proceso de “prensado de calor” utilizado para fabricar materiales de construcción a partir de aserrín, los investigadores utilizaron restos de comida pulverizados y secados al vacío, como algas, hojas de repollo, cáscaras de naranja, cebolla, calabaza y plátano.
La técnica de procesamiento consistió en mezclar el alimento en polvo con agua y luego presionar la mezcla en un molde a alta temperatura. Los investigadores probaron la resistencia de la flexión de los materiales resultantes.
“Con la excepción del polvo derivado de la calabaza, todos los materiales excedieron nuestro objetivo de resistencia a la flexión”, dijo Kota Machida, autor principal.
“También descubrimos que las hojas de col china, que producen un material tres veces más fuerte que el concreto, se podían mezclar con el material a base de calabaza para proporcionar un refuerzo eficaz”, añadió.
Los materiales fabricados a base de productos orgánicos también resistieron la putrefacción, los hongos y los insectos, y no experimentaron cambios en su apariencia después de la exposición al aire durante cuatro meses.
Dado que los restos de alimentos son una carga financiera mundial y una preocupación ambiental, resulta crucial desarrollar nuevos métodos para reciclar estos materiales.
El uso de estas sustancias para fabricar materiales que sean lo suficientemente fuertes para emplearlos en la industria de la construcción abre nuevas oportunidades para una amplia gama de aplicaciones creativas, tecnológicas y sustentables.