
Bibliotecas humanas, lugares donde “lees” a las personas más allá de los prejuicios

Compartido por: Luis Fernando Heras Portillo
Existe una popular frase que dice: “No juzgues a un libro por su portada”. Esta metáfora significa que no debemos juzgar el valor de algo solo por su apariencia, incluyendo personas.
Esta frase es la base de las Bibliotecas Humanas, donde puedes acudir y, en lugar de escoger un libro, puedes “tomar prestada” a una persona para hablar con ella, escucharla y conocer cómo piensa.
El proyecto de Bibliotecas humanas nació en la ciudad de Copenhague, Dinamarca, en el año 2000, impulsada por la ONG ‘Stop the Violence’ y por el periodista Ronni Abelger. En aquel entonces, su propósito era reducir la discriminación que existía entre los jóvenes, pues el país vivía una intensa inmigración que estaba comenzando a provocar un sentimiento de rechazo hacia la población extranjera.

Ahora, el objetivo se mantiene fiel al compartir experiencias a través del contacto humano para acabar con estereotipos y acercar a los “lectores” a realidades que en ocasiones se encuentran muy alejadas de sus vidas diarias.
En las bibliotecas humanas, personas se ofrecen como “libros humanos” de manera voluntaria y gratuita. Todos ellos tienen historias que contar, pues suelen ser personas que padecen alguna enfermedad o capacidades diferentes, migrantes, refugiados, personas con preferencias sexuales diversas, entre otros.
Al compartir sus historias, otras personas pueden aprender de ellos desde diferentes maneras de ver la vida, ideologías, cultura, se rompen prejuicios y se fomenta el diálogo. Con ello, las bibliotecas humanas logran promover la tolerancia, comprensión y gratitud entre hombres y mujeres que quizás nunca se hubieran coincidido en la vida cotidiana.
Las bibliotecas humanas nos enseñan que, como ocurre con los libros, a los que no se les debe juzgar sólo por su portada, a las personas tampoco hay que juzgarlas por sus aspectos externos. Detrás de cada persona hay una historia que ha marcado su vida y que la engrandece como ser humano.

Hoy en día, el movimiento puede implementarse en cualquier parte del mundo, ofreciendo un espacio seguro para dialogar, libre de prejuicios y donde los temas se debatan abiertamente entre los libros humanos y sus lectores.
En muchas bibliotecas humanas suelen ofrecerse “títulos” como “Soy veterano/a”, “Fui alcohólico”, “Sufrí abusos sexuales”, “Soy sordomudo”, “Crecí en un orfanato”, y más. Detrás de cada título se esconde una historia apasionante, llena de vida, y que ofrece una visión que combate los prejuicios.

Las bibliotecas humanas nos recuerdan que en un mundo tan conectado como el nuestro, son necesarias las conversaciones, interacciones y el contacto humano. Escuchar a los demás con atención, sin prejuicios, con una mirada abierta se ha convertido en una necesidad. Las historias de otros pueden ser valiosas lecciones para todos. Las bibliotecas humanas nos enseñan que las apariencias suelen engañar, y que las personas somos como portadas de libros que aún no hemos leído y que deberíamos leer.
Con información de ComputerHoy e Ideas Imprescindibles
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