
El misterio de la Zona del Silencio en Durango
De entrada, el nombre de este lugar es bastante llamativo: la Zona del Silencio, un sitio ubicado en la parte central del Bolsón de Mapimí, Durango. Se trata de una amplia región desértica que también comparte con los estados de Chihuahua y Coahuila.
Pero este nombre refleja precisamente un mito urbano que afirma que las ondas de radio no pueden ser transmitidas con normalidad en este lugar.
Pero, ¿qué sucedió en este punto de la geografía mexicana?

El Bolsón de Mapimí es una cuenca ubicada en medio de las Sierras y Llanuras del Norte de México. Entre los atractivos que ofrece se encuentra una variedad de especies de flora y fauna desértica, como la tortuga del desierto y nopales violáceos, así como también restos de fósiles marinos y prehistóricos, pues hace miles de años este sitio estuvo cubierto por el Mar de Tethis.

En medio de este misticismo se une un suceso que aumentó la curiosidad de muchos. En julio de 1970, el cohete de la NASA “Athena” fue lanzado como parte de un ejercicio de prueba desde una base militar en Utah, Estados Unidos, con dirección al Campo de Misiles de Arenas Blancas (WSMR) en Nuevo México. Sin embargo, en medio de su trayectoria, el cohete perdió el control e invadió el espacio aéreo mexicano para terminar cayendo en la mencionada región desértica de Durango, a cientos de kilómetros de su destino original. El cohete Athena cargaba dos pequeños contenedores de Cobalto 57, un elemento radiactivo.
De inmediato, un equipo de investigadores de la NASA inició la búsqueda de los restos del cohete. La operación se realizó en medio de un fuerte operativo de seguridad, lo que generó rumores y mitos sobre lo que realmente estaba sucediendo en ese lugar. Finalmente, luego de tres semanas de búsqueda, el cohete fue encontrado y transportado en una carretera construida especialmente para ello.
¿Cuáles son los rumores que surgieron?
El principal es que las ondas de radio no logran ser transmitidas ni recibidas desde la Zona del Silencio, además de que las brújulas se vuelven completamente inútiles. Esto le ha hecho ganarse el apodo de “El Triángulo de las Bermudas mexicano”, pues curiosamente ambos se encuentran entre los paralelos 26 y 28, y comparten leyendas similares.

Algunos investigadores teorizan sobre la posible existencia de un campo magnético que ioniza la atmósfera, lo que podría ocasionar los bloqueos de las ondas de radio.
Otro de los rumores es que las ondas producidas por el impacto del cohete ocasionaron la mutación de plantas y animales, convirtiéndolos en seres de extraña naturaleza. En este tema, algunos afirman que existe la probabilidad de que el elemento radiactivo haya provocado mutaciones y alteraciones en la flora y fauna local.
El caso del meteorito de Allende, que cayó en Chihuahua en 1969 (cerca del lugar en cuestión), aumentó las teorías sobre que el gobierno de Estados Unidos lanzó el cohete de forma intencional como pretexto para internarse en territorio mexicano, pues dicho meteorito y sus fragmentos generaron gran interés científico dado que su estructura se remonta a los mismos orígenes del sistema solar.
También están las historias de personas que, en un intento por aventurarse en la Zona del Silencio y descubrir sus secretos, aseguran haber sido contactados por seres de otro mundo, descritos como “personas muy altas” vestidos con trajes amarillos o plateados, quienes los auxiliaron cuando se perdieron en el lugar.
Finalmente, existen rumores sobre la desaparición de aeronaves y avistamientos de ovnis, luces inusuales en el cielo y más.
¿Por qué surgieron los rumores?

El secretismo con el que se llevó el rescate del cohete y los restos radiactivos fue tal que ni siquiera los habitantes de las cercanías pudieron comprobar que el suceso era real, lo que aumentó la cantidad y exageración de las teorías.
Algunos sitios estadounidenses relatan que, durante la misión de búsqueda y rescate, la NASA contrató a un grupo de habitantes de la ciudad de Gómez Palacio para formar una especie de “fuerza local” que resguardara el cohete en secreto y lo cuidara de ser robado o vandalizado. Este grupo estuvo liderado por un hombre llamado Jaime González Sepúlveda, Jefe de la Guardia Rural de la localidad de Ceballos, quien además era piloto aviador.
Se dice que después de que el personal de la NASA y del departamento de seguridad de Estados Unidos se fueron, llevándose incluso las vías del tren construidas especialmente para transportar el cohete, Jaime, el resto de sus hombres y algunos ganaderos descubrieron que todo el alboroto causado en torno al suceso podía aprovecharse para generar turismo, por lo que se comenzaron a esparcir rumores sobre sucesos paranormales para incrementar el interés en la Zona del Silencio.

Actualmente existe información poco precisa sobre qué fue lo que sucedió con exactitud, cómo fueron las maniobras de rescate del cohete en México o si alguno de los mencionados rumores se ha comprobado científicamente. Sin embargo, la Zona del Silencio en Durango se mantiene como uno de los grandes misterios de nuestro país. Una historia interesante ocurrida en una época donde la Guerra Fría incrementaba toda clase de teorías de conspiración pero que, hoy en día, es una narrativa sumamente atractiva para quienes gustan leer sobre este período de la historia.
Para conocer más sobre la caída del Athenas en la Zona del Silencio, se recomienda consultar la investigación publicada en el blog del Dr. Samuel Banda disponible en el siguiente enlace: www.drsamuelbanda.blogspot.com/2016/07/historia-verdadera-de-la-zona-del.html
Con información de UNAM, Dr. Samuel Banda, Durango Oficial, Mexconnect, Atlas Obscura y Más de MX