¡Caracoles! Ecología reproductiva del caracol chino del Mar de Cortés
Foto: Martín I. Bustillo Ruiz
Por: M.C. Martín Bustillo Ruiz
Una de las pesquerías más recurridas en Bahía de Kino, y en el golfo de California en su conjunto, es el caracol chino. Básicamente son tres especies las explotadas mediante su extracción por buceo o en trampas o aros “jaiberos”: los caracoles chino negro (Hexaplex nigritus y Hexaplex princeps), así también el caracol chino rosa (Hexaplex erythrostomus). Este último quizás el más abundante en Bahía de Kino (observaciones personales de tres años). En el caso del caracol negro, es endémico del Golfo de California y su abundancia es mucho mayor más al norte, en las inmediaciones de Puerto Peñasco, Sonora.
Los caracoles son moluscos gasterópodos muy abundantes en la naturaleza, inclusive en el medio marino. Poseen una concha bien desarrollada y muy característica, dentro de la cual se encuentra el organismo; llegan a contar con una “tapa” denominada opérculo que cierra la concha con el organismo dentro para su protección.
Una vez en su medio, y sin peligro de ser devorados, salen de su concha para comer que es cuando se les puede observar detenidamente. Si bien algunos caracoles son herbívoros, en el caso de los caracoles chinos negro y rosa ambos son carnívoros, depredando otras especies de moluscos (bivalvos entre ellos, como pequeñas almejas Chione spp), excepto durante el agregamiento reproductivo cuando dejan de alimentarse.
Cabe señalar que cuando la temperatura del agua baja durante el invierno, los caracoles se entierran bajo la arena dejando de comer para empezar a hacerlo nuevamente en la primavera, preparándose para su temporada reproductiva que va desde abril a septiembre, dependiendo la especie en cuestión. Por lo regular esto sucede con temperaturas por arriba de los 20°C y hasta 31°C que llega a registrarse en estos mares, iniciando por aquellos ubicados en profundidades someras. Sin embargo, no es el único parámetro que detona la reproducción sino la presencia de alimento y/o el fotoperiodo, como en muchas otras especies animales que ajustan el tamaño de la población a las condiciones ambientales reinantes
Su estrategia reproductiva es formar agregamientos, grandes “bultos” o aglomeramientos de caracoles de hasta 5 mil individuos, donde se lleva acabo de manera externa la fertilización de las masas de huevecillos. Hasta 300 cápsulas promedio que contienen las larvas, dependiendo de su tamaño, son colocadas sobre las conchas de otros caracoles (machos o hembras) donde se incuban, aunque ocasionalmente también dejan sus cápsulas en conchas de almejas o el sustrato de coquina. Que en el caso de otros caracoles llega a ser la puesta de varias hembras, donde permanecen de tres a cuatro semanas hasta que se liberan las larvas al medio. Posteriormente se dispersan nuevamente dejando el agregamiento. Por supuesto, dado el tiempo prolongado del período reproductivo, mientras algunos son reclutados otros dejan el agregamiento después de la fecundación (externa) y ovodepositación (depositación de las masas de huevecillos).
Cabe señalar que los caracoles chinos negros son los primeros en alcanzar a su tiempo de reproducción, y para finales del mismo en los meses de julio a agosto empiezan los caracoles chinos rosa a agregarse también.
Es muy importante para los pescadores mantener la salud de las poblaciones de caracol del Canal del Infiernillo y del Mar de Cortés. Sin embargo, cuando los pescadores encuentran los agregamientos que muchas veces supera la tonelada en peso, se los llevan todos sin permitir que cumplan su función reproductiva. Resulta crucial para ellos mismos que los organismos se reproduzcan, para contar con suficiente producción en los siguientes años, sin embargo, no se respeta en su mayoría con una fuerte reducción de sus volúmenes de producción como se ha observado desde los 90s.
Si bien organizaciones locales de pescadores se han puesto de acuerdo para “vedarla” con apoyo del Instituto Nacional de la Pesca (INAPESCA) CRIP Guaymas, aún no existe un período de veda propiamente dicho que obligue a los pescadores por ley a dejar de hacerlo durante el tiempo en que se reproducen.
Además de requerirse un período de veda publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) solicitado por el INAPESCA, son básicamente dos opciones a implementar. La primera, establecer una Zona de Refugio Pesquero (ZRP), una figura que ya aparece en la ley, la cual debe ser solicitada por los mismos pescadores para salvaguardar el futuro de la especie y poder aprovecharla de forma sustentable. La otra, llevar reproductores del medio silvestre a los laboratorios donde se recreen las condiciones del medio marino para tener la reproducción en cautiverio, desde donde pueda llevarse a liberar al medio marino las larvas buscando un repoblamiento de algunas áreas productoras. No se ha hecho ninguna de las tres opciones, mientras tanto las poblaciones continúan a la baja.
Cudney-Bueno y colaboradores, en 1998, descubrieron en base a sus estudios en el norte del golfo de California que la mayor parte de las agregaciones tiene lugar cerca de sustratos de concha de mejillón, coquina y rocosos. Por supuesto tuvieron mucho trabajo de campo por 5 años para realizar sus observaciones y aportar excelentes e importantes hallazgos a una biología reproductiva poco conocida y de la cual hay poco material publicado.
También observaron alta fidelidad de los caracoles a los sitios de agregamiento reproductivo, quienes durante la primavera en su mayor parte regresan al mismo sitio de reproducción de años anteriores, siendo por tanto fácilmente localizables por los buzos que ahora pueden ubicarlos mediante posicionamiento geográfico por GPS.
Por otro lado, el precio de venta y la demanda en 2020 cayeron, producto quizás de la pandemia, razón por la cual de manera fortuita este año los caracoles chinos, tanto negros como rosas han podido recomponer la salud de la población, mas no sabemos hasta que punto, esto en la medida que no se realicen monitoreos submarinos para estimar su densidad por área.
Antes de la pandemia el caracol en concha llegó a pagarse hasta en 16 pesos el kilo a pie de playa, directo de los pescadores. Debido a los costos del proceso de precocido en planta, que consiste en mediante agua hervida retirar la carne de la concha el precio de venta a los intermediarios mayoristas anduvo hasta en 110 pesos el kilo, pero se requieren hasta una docena de caracoles en concha para hacer un kilo de carne. Las tapas (opérculos) tienen venta al mercado oriental recibiéndolo hasta en 300 pesos el kilo.
Producciones de hace 20 años, mismas que reportaba Cudney-Bueno en 1998 señalaban capturas totales por 600 TM (toneladas métricas) equivalentes a 1 millón 125 mil 700 caracoles.
Los buzos del caracol han aprendido que, al inicio de la temporada reproductiva, dependiendo de la dirección de canal sifonal se encuentra cerca el agregamiento para ir en su aprovechamiento. Así también al final de la temporada de agregamiento donde cambia la dirección del organismo.
El comportamiento reproductivo de los caracoles, pese a representar una desventaja frente a la pesca extractiva con equipos de buceo tipo “Hooka”, el de reunirse masivamente en la misma área de años anteriores formando grandes agregamientos, obedece a ventajas biológicas y evolutivas. Como la dispersión y el asentamiento de las larvas velígeras planctónicas en sus primeras etapas. Cuando los caracoles dejan el agregamiento reproductivo y se dispersan en diferentes direcciones aumentan el área de dispersión de las larvas aumentando la sobrevivencia y reduciendo la competencia local por alimento. El que las larvas crezcan en cápsulas sobre los caracoles también les permite mayor protección.
Para este tipo de especies que presentan dicha desventaja frente a la pesca extractiva, como lo es su comportamiento reproductiva de formar grandes agregaciones en primavera verano, el Instituto Nacional de la Pesca (INAPESCA) No debería autorizar mediante dictamen técnico positivo los permisos de pesca solicitados a través de la Comisión Nacional de la Pesca (CONAPESCA) en tanto no se aseguren de que se hallan establecido Zonas de refugio pesquero estratégicas y/o reproducción en cautiverio mediante la instalación de laboratorios de producción del insumo biológico para su repoblamiento.
Captura
Loa caracoles son capturados para su extracción básicamente mediante buceo comercial. Este consiste en un compresor o “madrina” que opera a gasolina, el cual es instalado en la lancha que queda anclada, y donde permanece a bordo un “cabo de vida”. Esta persona vigila que la manguera no se enrede y el compresor siga trabajando. De este depende en buena medida la seguridad del buzo en la profundidad, que puede ir desde los 5 hasta los 20 Mt, donde la falta de oxígeno puede provocar su deceso.
Desde el compresor, el buzo, quien está provisto de un traje (térmico) de neopreno de 6 mm y máscara de buceo, además de botas o zapato para caminar por los fondos sin aletas de buceo deportivo, es provisto de aire a través de una manguera de plástico que puede llegar a medir 100 Mt.
La mayor parte de las veces son dos buzos que se distribuyen el área de trabajo. Pueden recorrer distintos puntos. Cuando encuentran un agregamiento reproductivo no dudan en subirlo a la embarcación. En la embarcación el motorista y/o el cabo de vida apoyan a vaciar las bolsas de trabajo donde son colocados los caracoles mientras trabajan en los fondos marinos. Estas las puede llevar el mismo buzo o son subidas previa señal mediante un cabo de nylon o de la misma manguera.
Otra técnica de captura es la forma incidental en que entran en las trampas jaiberas, ya sea las rígidas tipo “Chesapeake” ahora en desuso y /o aros jaiberos. Estas, por la carnada que llevan, son atractivos para los caracoles, quienes en su apetito y voracidad son capturados. Incluso en el invierno que ya están enterrados pero que perciben el pescado.
Proceso de precocido
Una vez que los pescadores arriban con la carga de caracol, dentro de las mismas bolsas de malla con que son extraídos de los fondos marinos, estos son pasados de manera artesanal a una tina con agua de mar hirviendo. En ella se dejan los caracoles en su concha por espacio de aproximadamente 15 minutos, tiempo necesario para que la carne se desprenda de la concha.
Las conchas son colocadas en mesas de trabajo, donde un grupo numeroso de trabajadores del mar, mediante el uso de unos ganchos retira primeramente la tapa (opérculo) para la venta al mercado oriental. Posteriormente también la carne que es limpiada de sus vísceras, y lavada en agua limpia para ser colocada en bolsas plásticas y puesta en refrigeración.
Es así como es entregada al intermediario mayorista, quien la coloca en los mercados regionales y extranjero. Por supuesto existen algunas organizaciones pesqueras que los empacan o enlatan, especialmente aquellas que han encontrado mercado en oriente.
El cocido antes de enlatarlo
En la actualidad, algunas organizaciones pesqueras han podido hacerse de verdaderos equipos para su cocimiento, de tal suerte que es así como sale a la venta. El precocido tiene como fin solo separar el caracol de su concha. Pero es demasiado duro para comer así, de tal suerte que con un segundo proceso de cocido queda listo para su ingesta o enlatado para su exportación a los mercados orientales.
La carne tiene muy buena consistencia, y es parte imprescindible de las cocinas de los restaurantes y carretas de mariscos quienes la usan en cocteles. Algunos lo comparan con abulón, otro molusco gasterópodo, que, aunque guarda semejanza por la dureza de su carne y la firmeza y consistencia de la misma, son productos de muy distinto precio y aceptación en los mercados nacionales e internacionales al grado que los Haliotis spp. ya se producen en granjas cultivados.
Comments 1
Hermosas imágenes de los manglares del Estero Santa Rosa, territorio Comca'ac en Bahía de Kino – Sonora Star
May 31, 2021[…] ¡Caracoles! Ecología reproductiva del caracol chino del Mar de Cortés Tags: Martín Bustillo Ruiz […]