El amor por la naturaleza está relacionado con la satisfacción de necesidades psicológicas básicas, indica estudio
Los entornos naturales suelen cautivarnos por su impactante belleza, pero ¿sabías que también puede tener un impacto en nuestro funcionamiento psicológico?
Así lo revela un reciente estudio: los paisajes naturales pueden satisfacer las necesidades básicas de autonomía, competencia y afinidad, y por este motivo, muchos nos sentimos apegados a ellos.
Aunque muchas investigaciones se han centrado en los vínculos que forman las personas con la naturaleza, los autores del estudio -publicado en la revista Environment and Behavior– buscaban ir más allá para definir los procesos psicológicos que sustentan esta conexión.
“Los contextos silvestres (naturales) son de apoyo para un funcionamiento psicológico óptimo”, consideró Adam C. Landon, científico de la Universidad de Minnesota y co-autor del estudio.
Para el estudio, los autores consideraron tres necesidades psicológicas, relacionadas con la motivación:
- Autonomía (necesidad de independencia)
- Competencia (necesidad de desarrollarnos, superando los desafíos)
- Afinidad (necesidad de conectarse con los demás)
Se encuestó a 795 personas que habían visitado recientemente un área natural de la región de los Apalaches del Sur, en Estados Unidos. Se les pidió que pensaran en un paisaje natural que sea especial para ellos y se les hicieron preguntas para evaluar su apego con ese lugar.
Las evaluaciones incluyeron identidad del lugar (‘me identifico con el paisaje’), vínculo emocional (‘tengo un fuerte sentido de pertenencia’) y dependencia (‘no puedo imaginar un lugar mejor para estar’).
También se le preguntó a los encuestados si su paisaje favorito satisfacía su necesidad de autonomía, competencia y relación. Los resultados mostraron que la capacidad de un paisaje para satisfacer dichas necesidades fue muy alta.
“La importancia que las personas le atribuyen a un paisaje natural es, en parte, el resultado de que ese espacio apoya sus necesidades psicológicas de sentirse conectados con otras personas, experimentar sentimientos de competencia y autonomía”, explicó Landon.
Por otra parte, el apego emocional a la naturaleza mostró la mayor correlación con la creencia de los encuestados de que el paisaje les proporcionaba autonomía, lo cual no sorprende si se piensa que las experiencias en la naturaleza tienden a ser calificadas como actividades de ocio, que intrínsecamente implican libertad y motivación.
Aunque los autores afirman que aún existen panoramas por explorar, el estudio ofrece una fuerte evidencia de que la conexión humana con la naturaleza está vinculada a la satisfacción de las necesidades psicológicas básicas
Como lo indican “la relación que demostramos con la naturaleza tiene implicaciones para la práctica, incluida la gestión de áreas naturales y valores importantes para los interesados en la naturaleza. Los paisajes naturales brindan una oportunidad única para tener comportamientos autorregulados y, en consecuencia, merecen una consideración especial como lugares de valor y protección”.
Vía PsyPost