¿Sabías que los buenos recuerdos pueden hacerte más feliz? Así es como funcionan
Cierra tus ojos y piensa en tu recuerdo más feliz. ¿En qué año ocurrió? ¿Puedes sentir la sensación de frío o calor del clima de aquel entonces? ¿Qué tenías puesto? ¿Cómo te hizo sentir recordar este momento? ¡Seguro te hizo sonreír! O quizás hizo que una pequeña lágrima de alegría rodara por tu mejilla.
Los seres humanos podemos reír al recordar un chiste gracioso que compartimos con nuestros amigos, o sentir una calidez indescriptible al recordar el abrazo de un ser querido. Recordar una experiencia feliz de manera plena y consciente significa apreciar la vida, pero también tiene muchos beneficios físicos, emocionales y cognitivos.
Al evocar estos sucesos, nuestro cerebro libera dopamina, la sustancia química que nos hace “sentir bien” y que está presente en momentos de felicidad.
Pero recordar momentos felices no solo te hace feliz; de hecho, es posible practicar el recuerdo constante de tus momentos favoritos como una estrategia para cultivar el optimismo, aliviar la negatividad e incluso mejorar nuestra salud física.
Estudios han demostrado a través de escaneos cerebrales que la dopamina se libera no solo cuando participamos directamente en experiencias placenteras, sino también cuando reflexionamos y recordamos los momentos importantes de nuestras vidas.
Recordar una experiencia positiva también ayuda a combatir los pensamientos de tristeza, desesperanza y frustración. Por ejemplo, recordar los éxitos pasados nos ayuda a reafirmar nuestra confianza en nosotros mismos ante un desafío del presente. Es un arma poderosa contra el pánico y la sensación de que “no podemos”.
Cómo funciona la memoria
Investigaciones en el campo de la psicología han identificado algunas de las etapas clave de la memoria. La primera de ellas es la codificación de la memoria. En esta etapa se almacenan aspectos visuales, acústicos y semánticos. La semántica hace referencia al significado de la memoria para el individuo.
Una vez que se ha realizado la codificación, la memoria se almacena en la memoria a corto plazo, durante la etapa de almacenamiento. Finalmente, se recuperan los recuerdos dependiendo de dónde estén almacenados. Por ejemplo, si alguna memoria se almacena en la memoria a largo plazo, es probable que se recupere mediante la asociación de los recuerdos.
Teniendo en cuenta que los seres humanos tienen la tendencia a recordar más las cosas positivas que las negativas, no es de extrañar que las personas que tienen buenos recuerdos tiendan a ser más felices en general.
Piensa en recuerdos positivos
Más que cualquier otra cosa, se ha demostrado que los simples ejercicios de recordar momentos felices aumentan el optimismo en general. Esta es una de las pruebas más convincentes en la psicología de que la nostalgia puede brindar beneficios significativos.
Si consideras que tienes problemas para recordar momentos felices o temes olvidarlos, una forma eficaz de realizar ejercicios de memoria es crear recordatorios de las relaciones significativas que has tenido en tu vida y evocar conscientemente los recuerdos. Puedes crear un álbum de tus fotos favoritas en tu teléfono, donde se muestren personas o experiencias felices. Al mirar estas imágenes, puedes recuperar la sensación de conexión al crear un salvavidas de fácil acceso cuando tengas sentimientos negativos.
Otras opciones son escribir una lista de memorias positivas, a la que puedes añadir dibujos, fotografías o elementos que te ayuden a recordar esos momentos, o crear una caja de memorias especiales haciendo lo siguiente:
Encuentra o haz una caja: Así como no guardarías joyas valiosas en cualquier caja de zapatos, no querrás hacer lo mismo con tus preciados recuerdos. En su lugar, busca una hermosa caja, o si te gusta la creatividad, decora una caja de cartón o madera. Lo importante es que encuentres un sitio digno de guardar tus momentos felices.
Reflexiona sobre las conexiones importantes en tu vida: Escribe una lista de personas que te hayan apoyado o alentado. Estas pueden ser personas que estuvieron a tu lado un período corto o largo, desde la niñez hasta la actualidad o en diferentes etapas de tu vida.
Escoge a una persona y encuentra al menos un recuerdo de tu relación con ella: Reflexiona sobre lo que han compartido y sobre los sentimientos que caracterizan su relación. Después, elige al menos un recuerdo del tiempo que han pasado juntos y escríbelo en una nota o elige un elemento como fotografías, un boleto de un evento al que asistieron o cualquier otra cosa que te recuerde a esa persona.
Repite el proceso de buscar un recuerdo para cada persona de la lista: A medida que continúes con este ejercicio, podrás pensar en más personas que agregar a la lista. Simplemente agrega nombres y vincúlalos con objetos.
Añade tus propios recuerdos: Así como lo hiciste con la lista de personas, crea una lista de tus recuerdos personales más preciados y repite el proceso, vinculando cada uno de ellos a un objeto o simplemente escribiéndolo en una nota especial que puedes atesorar aún más dentro de un sobre, una caja más pequeña o en una botella.
Coloca tu caja en un lugar de fácil acceso: después de agregar todos los recuerdos, es posible que quieras colocar tu caja en un lugar en la privacidad de tu dormitorio o en tu sala de estar. Dondequiera que la guardes, recuerda que el propósito de la caja de recuerdos es que la visites con frecuencia cuando lo desees o lo necesites.
Con información de Mind Up, Monq y Web MD