
Hacer ejercicio modifica nuestro ADN y beneficia nuestra salud cardiovascular
Es bien sabido que hacer ejercicio físico brinda múltiples beneficios a nuestra salud, tanto física como mental. Puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, previene enfermedades como la diabetes y el cáncer, además de combatir la obesidad.
Pero ahora, un grupo de investigadores del Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM), de Barcelona, han demostrado que el ejercicio físico, de moderado a vigoroso, también puede modificar las estructuras del ADN, pues actúa sobre la función de un gen que está vinculado a la regulación de los triglicéridos.
“Ya sabíamos que el deporte reduce el riesgo de enfermedades. Sabemos que impacta en cómo se expresa la información de nuestros genes. Lo que nosotros intentamos aportar son los mecanismos que explican por qué”, explicó el doctor Roberto Elosua, del Grupo de Epidemiología y Genética Cardiovascular del IMIM.
Los investigadores tomaron datos de actividad física de 2 mil 544 personas, y a partir de muestras de sangre de los voluntarios, analizaron más de 400 mil marcas de metilación distribuídas en el ADN de los participantes.
La metilación del ADN es un cambio químico en la molécula del ADN, y regula la capacidad de los genes para expresarse, es decir, producir o no proteínas. El nivel de metilación se ha relacionado con diferentes enfermedades como el cáncer, las cardiovasculares, la diabetes y la obesidad, entre otras.
El estudio encontró que la actividad física ligera no se relacionaba con ningún cambio de metilación. En cambio, la actividad moderad-vigorosa sí se relacionaba con cambios en el ADN.
Por lo que los investigadores sostienen que la actividad moderada (bailar o caminar rápido) o vigorosa (salir a correr o practicar algún deporte durante, al menos, 30 minutos) son las mejores para la salud cardiovascular.
Las dos regiones donde se encontraron cambios en la actuación del ADN fueron el gen DGAT1 que regula el metabolismo de los triglicéricos, que en altas concentraciones incrementan el riesgo de enfermedades cardiovasculares; y en la región intergénica, con factores vinculados al envejecimiento. Según los investigadores, este hallazgo podría explicar por qué la práctica habitual de ejercicio físico se relaciona con una mayor longevidad.
Por su parte, Manel Esteller, del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge y participante del estudio, dijo que este estudio explica cómo nuestro cuerpo se adapta químicamente al ejercicio y que esto puede conllevar beneficios para un mejor metabolismo de las grasas y, eventualmente, un menor riesgo de enfermedad cardiovascular.
Con información de El País