Tomar una o dos siestas a la semana reduce el riesgo de ataque cardiaco
Un nuevo estudio del hospital universitario de Lausana (Suiza) señala que la frecuencia de las siestas se vincula con una reducción del 48% de los ataques cardiacos.
El efecto de las siestas en la salud y su relación con los problemas cardiovasculares continúa sin estar claro. Hasta ahora, las investigaciones habían analizado el impacto de estas según su duración o diferenciando entre aquellos que la practican y los que no.
Ahora, un nuevo estudio ha centrado su estudio en la frecuencia con la que se hace esta interrupción durante la tarde. Los resultados, que han sido publicados en la revista Heart, indican que las personas que solo duermen la siesta una o dos veces por semana tienen menos riesgo de tener un ataque cardiovascular.
Sin embargo, no existe este vínculo si se trata de siestas más largas o realizadas con más frecuencia. “En nuestro estudio solo encontramos una asociación entre la frecuencia de las siestas y las enfermedades cardiovasculares, mientras que no encontramos ninguna conexión con la duración de la siesta”, confirma a Sinc Nadine Hausler, principal autora del estudio.
Las siestas ocasionales –una a dos veces por semana–, se asociaron con una reducción de casi la mitad en el riesgo de fallo cardiaco (48%) en comparación con los que no echaban ninguna siesta.
Por otro lado, aquellos que echaban siestas frecuentes –de tres a siete veces a la semana– tenían más somnolencia diurna y una apnea obstructiva del sueño más exagerada, un problema que ocurre cuando las paredes de la garganta se relajan y estrechan durante el sueño, interrumpiendo la respiración normal. En este grupo destacaban personas de edad más avanzada, hombres, fumadores y gente con sobrepeso.
Para estos, el riesgo de fallo vascular aumentó hasta un 67%; sin embargo, el aumento desapareció al tener en cuenta factores adicionales que pueden influir en la salud.
El estudio se ha realizado en 3.462 residentes de Lausana (Suiza) seleccionados de manera aleatoria. Cada participante tenía entre 35 y 75 años cuando fue seleccionado para este estudio.
Para llevar a cabo la investigación se tuvieron en cuenta factores relevantes como la edad y la duración del sueño nocturno, así como otros riesgos que provocan enfermedades cardiovasculares, como la presión arterial alta o el colesterol.
Vía RTVE