Leyendas Mayas: voces de una cultura ancestral
Los mayas tuvieron una presencia muy importante en México, desde que establecieron sus primeras aldeas hace más de 3,500 años, teniendo como principal referencia a la Península de Yucatán hasta el sometimiento de los españoles en los siglos XVI y XVIII.
Actualmente la cultura maya prevalece en sus territorios, hablan su lengua y conservan algunas de sus tradiciones, es sin lugar a dudas una de las culturas más interesantes.
Uno de los regalos que nos ha dejado la cultura maya son sus tradiciones llenas de colores y donde todo tiene un significado muy especial, desde comienzos de su civilización fueron elaborando cuentos, leyendas y fabulas que hacen referencia a personajes míticos, al orden y a la naturaleza. De esta manera podemos entender su forma de vida y adentrarnos un poco mas en una de las culturas mas importantes de la historia y es por eso que decidimos contarles algunas de ellas donde veremos la gran conexión que los mayas tenían con los animales y naturaleza.
1. Sac Muyal
Cierta vez, Sac Muyal robó a una muchacha y desapareció con ella. Para rescatarla, el amante recorrió día y noche montes y caminos. De pronto le salió al paso una serpiente y le dijo:
—Sé lo que buscas y quiero ayudarte. Sácame un poco de sangre, bébela y entonces seré tu guía.
Lo hizo así y echó a andar detrás de la serpiente; pero como esta era perezosa, después de un rato se quedó dormida. Entonces el hombre la azotó con un bejuco y sólo de ese modo reanudó su camino. A poco llegó a un monte tan tupido que le fue imposible avanzar más. Ya se volvía desconsolado cuando una vieja se le acercó y le dijo:
—Toma esta hebra de mi pelo; tírala y podrás seguir tu ruta.
En cuanto tiró la hebra se abrió una vereda y sin dificultad caminó hasta alcanzar la orilla de un lago. Entonces ahí un venado le dijo:
—Toma esta piedra, échala al agua y lo podrás cruzar.
El hombre tiró la piedra y como en sueños fue llevado a la otra orilla. Aquí se le apareció un águila y le dijo:
—Toma esta uña de mis garras; te será útil. Ahora sigue tu camino.
Avanzó y al pasar bajo una anona le cayó en los ojos una gotita de savia y quedó ciego. Entonces un escarabajo le dijo:
—Pásate esta bolita de tierra por los ojos y volverás a ver.
Se la pasó dos veces y recobró la vista. Siguió avanzando y se detuvo junto a una cueva donde estaban la vieja, el venado, el águila y el escarabajo. La vieja le habló así:
—Ha llegado el término de tu viaje. Entra en la cueva y ahí encontrarás a la muchacha que buscas.
El venado le dijo:
—Tócala con la piedra.
El águila le dijo:—Tócala con la uña.
El escarabajo le dijo:—Pásale la bolita por los ojos.
La serpiente le dijo:—Rocíala con el agua de tu calabazo.
El hombre cumplió con lo que le dijeron, pero en eso se le nubló la razón y ya no supo más de sí. Cuando despertó, tenía en sus brazos a la muchacha que le robó Sac Muyal.
2. El colibrí Maya
Hubo un día en que los Dioses estaban formando en barro a todos los animales e insectos de la tierra, de pronto se les acabo el material y decidieron seguir con una piedra de jade, moldearon una pequeña y fina flecha, le dieron vida y al instante salio volando, así se formo el colibrí, era bello en todos los sentidos, el sol hacia que sus plumas brillaran, pero el hombre lo quiso atrapar y los Dioses se enojaron diciendo que si alguien lo atrapaba, entonces el colibrí moriría, desde entonces nunca nadie se atrevió a intentarlo, solamente se les deja volar tranquilamente y hacer su trabajo en paz, dejando a los hombres admirar su belleza y rapidez.
3. El hombre que vendió su alma
Un campesino de 30 años de edad al que llamaremos Juan (se han mencionado varios nombres a lo largo de las décadas, pero a final de cuentas eso es lo de menos) iba todos los días a su milpa para hacer las labores del campo. A eso se habían dedicado sus papás, sus abuelos y demás parientes, pero él se daba cuenta de que eso no le llenaba y quería tener riquezas y poder.
Todas las noches, al estar en su casa, se ponía a pensar y razonar que aunque su trabajo sí le daba para comer, nunca iba a prosperar a los niveles que él quería, es decir tener mucho dinero y ser poderoso y respetado.
Un día, uno de sus amigos de la infancia le preguntó por qué se encontraba tan pensativo, entonces Juan le contó su pesar, por lo que el amigo, o quizás habría que decir el “mal amigo”, le dijo que podría resolver muy “fácilmente” su situación, ya que podía vender su alma al kisín (demonio en maya) y así éste les cumpliría todos sus deseos.
Juan al principio consideró que esto estaba mal, pero con el paso de las semanas su frustración aumentaba, por lo que una noche, envalentonado, invocó al kisín, que de inmediato se le presentó, ya que andaba con urgencia buscando almas y se podría decir que era más fácil de llamar en esos tiempos.
Cuando se apareció este demonio maya, le dijo que a cambio de su alma le daría siete deseos en los próximos siete días (uno por día) y después de transcurrida esa semana dejaría su cuerpo físico (moriría) para que su alma fuera llevada al infierno.
Juan, un tanto decepcionado, no le quedó más remedio que aceptar y estos fueron sus deseos. En el primer día pidió tener mucho dinero, al momento en que se cumplió se dedicó a derrocharlo de forma irresponsable, pues sabía que serían sólo 24 horas que podría disfrutarlo.
En el segundo día pidió salud, ya que por su trabajo en la milpa diario le dolían los pies y las rodillas, por lo que ese día pudo disfrutar de no tener ninguna molestia en el cuerpo. El tercer día pidió poder, por lo que todos lo miraban con respeto y se le acercaban a pedir consejo, pero a final de cuentas no supo qué hacer y no le gustó tener ese “poder” tan de la noche a la mañana.
El cuarto día pidió comida, por lo que tuvo todos los manjares que anhelaba y que quería probar. El quinto día pidió como deseo viajar y se fue hasta lo que hoy es Guatemala y Belice, que antiguamente eran parte del imperio maya.
El sexto día pidió tener a todas las mujeres que deseara y así pudo cumplir a lo largo de un día todos sus sueños y fantasías.
Por último, el séptimo deseo fue que el kisin le ayudara a limpiar unos frijoles negros hasta que se pusieran blancos y ya cuando terminara se lo podía llevar al infierno.
El demonio había aceptado porque no conocía los frijoles e ignoraba que su color era negro de por sí, por lo que se la pasó limpiándolos y como le llevo días y días y éstos no quedaban blancos, entonces molesto, decidió marcharse y dejar libre a Juan.
A partir de ese momento, se cuenta que el kisin creó los frijoles de color blanco, los rojos y los amarillos para que así ya no lo volvieran a engañar de nuevo.
4. El perro y Kaskabal
Había un perro al que su dueño siempre lo maltrataba, por eso Kaskabal que era el espíritu del mal, quiso aprovecharse de la circunstancia para llevarse un alma consigo.
Le dijo al perro que se escapara de los malos tratos de su amo porque seguramente no lo quería de verdad, el perro se negó diciendo que no cometería tal traición pero el espíritu insistió hasta convencerlo, y para eso el perro le tendría que dar el alma para irse, a cambio de eso le pide un hueso por cada uno de los pelos que tiene en su cuerpo, y le ordeno a Kaskabal que comenzara a contar.
Contó hasta que el perro se acordó de su amo y salto para que perdiera la cuenta diciendo que no aguantaba las pulgas, de esta forma hizo que Kaskabal contara cien veces hasta que le dijo al perro que ya estaba cansado y que era mejor que se quedara con su alma.
Kaskabal aprendió la lección de que era mas fácil hacer tratos con humanos para llevarse sus almas que con los animales.
5. La leyenda de Dziú y el maíz
Una vez el Dios del agua quiso junto con el Dios del fuego incendiar todos los cultivos que había para que todo volviera a crecer desde cero y las tierras volvieran a ser fértiles, pero antes le pidieron a las aves que recogieran una parte de cada cultivo para volver a plantarlo después.
Así lo hicieron todas las aves, pero Dziú solo junto algunas y se echo a dormir. Cuando el incendio comenzó se dio cuenta que ya estaban acabando por completo con el maíz y arriesgando su vida se lanzó para poder salvar la plantación.
Sus ojos quedaron rojos y con las plumas todas quemadas. El Dios en forma de reconocimiento determinó que de ahí en mas, todos los Dziú tendrían ojos rojos y las alas con el color de las cenizas.
6. La tristeza del maya
Se trataba de un hombre maya que siempre estaba triste. Un día los animales se le acercaron y le preguntaron que era lo que quería, su respuesta fue que quería ser feliz. La lechuza le dijo que hablara de cosas que pudieran entenderse y realizarse, que ellos harían lo que fuera para verlo feliz.
Entonces él mencionó que deseaba poder saber cuando vendrían las lluvias, y el ruiseñor se comprometió a avisarle. Quería conocer todas las plantas medicinales y la serpiente le dijo que ella se las marcaría con su paso. El zopilote le dio la buena vista que el hombre deseaba. Tampoco quería cansarse y el venado le dijo que le regalaría su energía. Pidió ser fuerte y fue el jaguar quien le dio su fuerza- Quería ser inteligente y el zorro se ofreció a enseñarle. Por ultimo quería trepar los arboles y la ardilla le ofreció sus garras. El hombre se fue y la lechuza le dijo a los animales que aunque él supiera y pudiera hacer más cosas, siempre estaría triste.
7. La paloma torcaz
Existía una vez un guerrero valiente y muy apuesto, le gustaba la caza, con frecuencia iba por los bosques persiguiendo a los animales. En una de sus aventuras de cacería llego hasta un lago donde vio a una mujer muy bella en una canoa. El guerrero cayo enamorado al instante, tanto que muchas veces volvía al lugar solo para verla, pero fue inútil pues no la encontraba.
Acudió con una hechicera para pedirle un consejo, quien le dijo que no la volvería a ver a menos que aceptara convertirse en un palomo y que si lo hacia no recuperaría su forma humana nunca. Sus ganas de volver a verla eran tantas que hizo que la hechicera le clavara una espina en el cuello que lo transformaría en palomo.
Lo primero que hizo fue volar hasta el lago y posarse en una rama. Al poco tiempo llego la mujer, y emocionado se echó a sus pies y le hizo mil arrumacos. La mujer lo tomó entre sus manos y al acariciarlo le quito la espina que tenia en el cuello, al instante el guerrero cayo muerto. Al ver esto, la mujer desesperada se clavo la misma espina y se convirtió en paloma. Desde entonces llora la muerte de su bello palomo.
Vía México Destinos