Emprendimiento social vs tradicional
En los últimos años, los cambios generacionales han dirigido el pensamiento de la sociedad hacia uno más consciente del mundo que lo rodea, de la importancia del respeto y cuidado por el medio ambiente, más preocupado por los problemas sociales que enfrenta no solo su país sino el mundo entero.
Este pensamiento, sin duda, termina por orientar las acciones llevadas a cabo por empresas, líderes de opinión y gobiernos, pero sobre todo por los nuevos emprendedores, quienes entre sus objetivos está aportar un cambio positivo en la sociedad.
Te compartimos el siguiente artículo del Foro Económico Mundial sobre la nueva modalidad de emprendimiento social.
Muchas de nuestras ideas preconcebidas sobre el espíritu empresarial se construyen de manera implícita sobre el supuesto de que las personas están orientadas a maximizar la utilidad económica individual y actúan de manera oportunista, a veces a expensas de otros. Sin embargo, en esencia, y tal vez de manera irrevocable, el mundo está cambiando, y exige que reconsideremos cómo debería ser la iniciativa empresarial en el futuro.
La generación Y (cohorte de personas nacidas en los años ochenta y noventa) y la generación Z o posmilenial, nacidos a finales de la década de 1990 y principios de 2000, ven que los líderes empresariales tienen un impacto más profundo en la sociedad que los líderes religiosos y políticos, y desean que las organizaciones dejen de centrarse excesivamente en generar ganancias para comenzar a equilibrar las preocupaciones sociales y ambientales, y hacer que su impacto en la sociedad sea más positivo.
Además, abordar algunos de los problemas apremiantes que enfrentamos en las sociedades actuales, como el cambio climático y el calentamiento global, el aumento de la desigualdad y el alivio de la pobreza, plantean grandes desafíos para los gobiernos y las empresas de todo el mundo al tiempo que ofrecen imprevisibilidad en el mercado. Estos desafíos sugieren la necesidad de modelos, métodos y soluciones innovadores que brinden la oportunidad para que los emprendedores y nuevos empresarios puedan mitigar simultáneamente las causas de estos problemas, a la vez que abordan y resuelven sus efectos negativos.
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Problemas globales a nivel local
Deben surgir de la creatividad y la energía pragmática de los empresarios en todo el mundo, desde África hasta China, América Latina e India, cuyo enfoque se basará, evolucionará y desafiará el pensamiento actual.
Además, para que el espíritu empresarial esté orientado hacia la resolución de problemas mundiales, debemos reexaminar algunos de los supuestos subyacentes a los sistemas y modelos actuales que fomentan el espíritu empresarial.
En primer lugar, la inclusión de objetivos socioeconómicos y ambientales, que a menudo se perciben a través de los rendimientos financieros, nos obliga a determinar qué incentiva a las personas a participar en iniciativas y esfuerzos empresariales. ¿Cómo podemos ayudar a los nuevos empresarios a desarrollar las habilidades y los talentos necesarios para pensar en crear un cambio positivo, y también, cómo podemos hacerlo relevante y atractivo para las otras partes interesadas, incluidos los financistas, clientes, empleados, gobiernos y responsables políticos?
En segundo lugar, aprovechar el espíritu empresarial para abordar problemas globales puede ser de naturaleza paradójica. Muchos de los desafíos, que van desde el cambio climático hasta la justicia social y la atención médica universal, son muy complejos y están interconectados, pero al mismo tiempo dependen del contexto y son locales. ¿Cómo podemos encontrar el equilibrio adecuado? ¿Cómo podemos desarrollar nuevos modelos o marcos para definir y estimular una capacidad empresarial que pueda abarcar la naturaleza dual (global versus local) de estos grandes desafíos?
Necesitamos entender cómo podemos desarrollar ecosistemas globales y locales para crear, escalar y mantener tales esfuerzos empresariales. Específicamente, a medida que el poder migra del nivel nacional al local, nos obliga a pensar cómo podemos hacer crecer dichos ecosistemas al tiempo que abarcamos las características culturales y regionales de las ciudades de todo el mundo.
Debemos reflexionar sobre cómo (re)imponer vínculos entre economías, países y continentes que nos permitan aprovechar nuestros conocimientos, recursos y habilidades locales para impulsar el espíritu empresarial que aborda los desafíos sociales y ambientales a nivel mundial. También debemos descubrir cómo esto se traduce en la elaboración de medidas y programas de políticas específicas que fomenten el talento empresarial para el bien común.
Vía Foro Económico Mundial
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