¿La naturaleza realmente puede aliviar nuestro estrés?
Cada vez más personas en el mundo aprecian el valor de salir y disfrutar la naturaleza, incluso si se trata de un paseo corto por el jardín o una caminata en el parque.
Quizás sea porque estamos tan acostumbrados a las grandes ciudades y sus comodidades, pero ¿qué nos hace querer pasar tiempo al aire libre? ¿La naturaleza ayuda a aliviar nuestro estrés?
Como tan, el estrés es un sentimiento adaptativo completamente normal que nos ayuda a enfrentar situaciones de emergencia. En tiempos remotos, este nos ayudaba como una especie de instinto para resolver problemas y situaciones de vida o muerte.
Sin embargo, la intensidad de la vida moderna a veces engaña a nuestro cuerpo para que responda al estrés como si nos encontráramos en un estado de peligro constante. Cuando el estrés llega a este punto, se vuelve un problema crónico.
Existen muchas fuentes de estrés internas y externas, como:
- Factores biológicos: algunas personas desencadenan el estrés más fácilmente que otras.
- Condiciones difíciles de vida: la pobreza, el abuso, los desastres naturales y las enfermedades crónicas, propias y de seres queridos, pueden ocasionar estrés crónico.
- Dieta: una dieta poco saludable también está relacionada con el estrés. Ingerir demasiada cafeína, azúcares y grasas procesadas puede desencadenar estrés.
- Medio ambiente: si vives en un lugar ruidoso y concurrido o no tienes mucho tiempo libre, puede que sea difícil para ti relajarte.
Cómo la naturaleza alivia el estrés
La relajación en los seres humanos es muy compleja. Existen miles de factores interconectados, por lo que en ocasiones es difícil identificar dónde debemos comenzar.
Por otro lado, la vida moderna ha evolucionado a grado tal que comienza a complicar las cosas para la biología humana y el planeta en general. Sin embargo, es aquí donde entra la naturaleza.
El mundo natural tiene un contrapunto para cada elemento “antinatural” de la vida urbana. Funciona como un factor de equilibrio que nos pone “los pies en la tierra”. Estas son algunas maneras en las que lo hace:
Escucha el silencio
El ruido de las ciudades es constante. Curiosamente, cuando vives en un sitio ruidoso, te acostumbras tanto a este ambiente que el silencio y tranquilidad de la naturaleza te pareen asombrosos.
El doctor en psicología Jesper Alvarsson y su equipo de investigadores compararon el desempeño de dos grupos al realizar una tarea después de exponerlos al estrés. Uno de los grupos escuchó una grabación de ruido ambiental en la ciudad, mientras que el otro grupo escuchó sonidos de la naturaleza.
Al grupo que escuchó la grabación de la ciudad le fue significativamente peor, lo que llevó a los investigadores a la conclusión de que los sonidos de la naturaleza ayudan a reducir la actividad del sistema nervioso simpático, que es el que se activa cuando el cerebro detecta un peligro.
Necesitas soledad
Los seres humanos somos sociales por naturaleza. Necesitamos de la compañía humana para nuestro bienestar mental y emocional.
Pero cuando estás en un entorno natural, el simple hecho de estar solos fomenta una sensación de intimidad e introspección. Es difícil tener ese tipo de sentimientos cuando interactúas constantemente con otras personas.
Contaminación
La contaminación del aire en las ciudades también puede influir en los trastornos por estrés y ansiedad. Anteriormente se mencionó la contaminación acústica, pero la contaminación lumínica también es un problema. El hecho de que las ciudades estén iluminadas las 24 horas del día puede cambiar los ritmos circadianos en su cuerpo que normalmente son dictados por la luz solar.
¡Sal y disfruta la naturaleza!
La buena noticia es que, según un estudio realizado por Mary Carol R. Huntes, es que disfrutar de la naturaleza durante al menos veinte minutos al día es suficiente para reducir los niveles de cortisol en la sangre.
Aunque estés dentro de la ciudad, puedes disfrutar la naturaleza en tu jardín, en el parque, en senderos cercanos o incluso simplemente recostándote en una hamaca o silla mecedora para contemplar el atardecer o el cielo nocturno.
Este ejercicio debe hacerse sin pantallas, ejercicio, dispositivos móviles o incluso sin un libro. Investigaciones sugieren que obtendrás todos los beneficios si simplemente caminas o te sientas en la naturaleza en silencio.
Estos nuevos descubrimientos unen el progreso científico con nuestras raíces biológicas. Todos los días encontramos nuevas formas de fortalecer nuestra salud y la naturaleza, sin tener que renunciar a las comodidades de la vida moderna. Así, creamos nuestro propio equilibrio.