El primer mexicano en Grandes Ligas era de Huatabampo, Sonora
Cuando pensamos en beisbolistas mexicanos que juegan o han jugado en las Grandes Ligas, pensamos de inmediato en estrellas como Fernando “El Toro” Valenzuela, Julio Urías, Oliver Pérez, Jorge Orta, Fernando Salas y muchos más.
Y a pesar de que existe una larga lista de talentos mexicanos que lograron llegar a la MLB, en pocas ocasiones nos preguntamos: ‘¿Quién fue el primer mexicano en jugar en Grandes Ligas?‘.
De acuerdo con los registros y con historiadores expertos en el rey de los deportes, el primer mexicano en la MLB fue Baldomero ‘Melo’ Almada, quien debutó el 8 de septiembre de 1933 con los Medias Rojas de Boston en un juego de doble cartelera contra los Tigres de Detroit.
Biografía
Baldomero ‘Melo’ Almada Quirós nació el 7 de febrero de 1913 en Huatabampo, Sonora, dentro del matrimonio formado por Baldomero Almada y Amelia Quirós. Tenía un hermano y seis hermanas. Su tatarabuelo, Don José María Almada de Alvarado, fue dueño de entonces la mina de plata más grande de México, La Quintera.
Pero tras el inicio de la Revolución Mexicana, la ‘suerte’ de la familia Almada cambió. Cuando Melo tenía casi dos años, su padre, Baldomero Almada, fue nombrado gobernador de Baja California por el entonces presidente Álvaro Obregón. Sin embargo, al resistirse el entonces gobernador a dejar su puesto, Almada solicitó que lo enviaran a trabajar al consulado de México en Los Ángeles, por lo que se trasladaron a este país. Según lo relató el mismo Melo Almada al diario Sporting News, su padre tomó esta decisión porque “siempre quiso que tuviéramos una educación estadounidense”.
Almada y sus hermanos asistieron a escuelas del sur de California, como la Jefferson Grammar School, John Adams Junior High y Los Angeles High School. ‘Mel‘, como lo conocían los estadounidenses, destacó como un atleta talentoso en el futbol americano, beisbol y atletismo.
Después de que su hermano mayor, José Luis ‘Lou’ Almada, comenzara a jugar con los Indios de Seattle en la Liga de la Costa del Pacífico (una de las Ligas Menores), Melo firmó con el equipo en 1932 como jardinero derecho. Jugó 127 juegos, bateando .311 en 438 turnos al bat y anotando seis jonrones.
En marzo de 1933, Melo ya era considerado uno de los mejores prospectos de la Liga de la Costa del Pacífico. Comenzó con fuerza la temporada para Seattle. Bajo el encabezado “¡Viva Almada!”, un diario local pronosticó que el jugador de 20 años sería enviado a las Grandes Ligas antes de que terminara la temporada.
La llegada del primer mexicano a Grandes Ligas
El 2 de julio, el scout de talentos Eddie Collins contrató a Melo Almada para los Medias Rojas de Boston por $40,000 dólares. Su fama comenzó a crecer al grado de celebrarse el “Melo Almada Day” el 23 de julio de 1933 en el Wrigley Field, casa de los Cachorros de Chicago.
Almada hizo su debut en Grandes Ligas el 8 de septiembre de 1933 en un doble partido. Jugó en el jardín central, yéndose de 1-4 en ambos. El 23 de septiembre conectó su primer jonrón ante Herb Pennock de los Yankees de Nueva York.
El 1 de octubre de ese mismo año, Melo bateó contra Babe Ruth en el último juego en que el ‘Bambino’ de los Yankees lanzó. Permitió 12 hits, 3 de ellos de Almada, quien además impulsó una carrera. Al final Ruth ganó el juego, pero Almada siempre presumió haber jugado contra la leyenda del beisbol.
En 1934, los Medias Rojas trasladaron a Almada a Kansas City, donde tuvo una temporada excelente. Ganó el premio MVP (Most Valuable Player) del club, con 135 juegos, promedio de bateo de .328 y 30 bases robadas. Casi al final de la temporada, Almada fue contratado de vuelta en Boston.
En 1937, jugando para los Senadores de Washington, Almada logró un récord que hasta la fecha sigue vigente: anotó 9 carreras en un día. Sucedió en una doble cartelera; en el primer partido anotó cuatro carreras y en el segundo cinco. Después de eso, nadie más en las Grandes Ligas ha repetido la hazaña del sonorense.
A lo largo de su carrera jugó también para los Cafés de San Luis y los Dodgers de Brooklyn. Lamentablemente, con apenas 26 años, la carrera de Melo en Grandes Ligas terminó. Obtuvo un sólido promedio de .284 y tuvo un buen guante a la defensiva, pero su falta de fuerza en el bate fue su mayor inconveniente.
Melo regresó a California donde jugó nuevamente para la Liga de la Costa del Pacífico. Al año siguiente, jugó como profesional en México para Unión Laguna, en Torreón.
Vida personal y legado
Melo se casó el 30 de octubre de 1938 con Alicia Terminel en Navojoa, Sonora. Tuvo cuatro hijos: Miguel, Eduardo, Lydia y Cecilia.
Formó parte del ejército de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, uniéndose al Cuerpo Médico en 1944. Después de la guerra, Melo se convirtió en gerente de los Mayos de Navojoa durante las temporadas 1953-1954 y 1955-1956, además de parte de la temporada 1956-1957.
En 1971, Melo Almada fue introducido al Salón de la Fama del Beisbol Mexicano. Fue considerado por muchos beisbolistas mexicanos como un ícono y modelo a seguir de lo que ellos mismos podrían lograr.
Melo Almada murió el 13 de agosto de 1988 en Caborca, Sonora, a los 75 años, víctima de una afección cardíaca. Su hermano Lou falleció en 2005. Hoy en día, Melo es recordado por muchos profesionales del beisbol en México. De hecho, cada año la Liga Mexicana del Pacífico entrega el premio “Baldomero Melo Almada” al novato del año.
Con información de Society for American Baseball Research, National Baseball Hall of Fame, Séptima Entrada y Adrenalina.