Tepache de pitaya, deliciosa bebida que se prepara en la región Comca’ac
Pitayas recolectadas cerca de la carretera Bahía de Kino-Punta Chueca. Foto: Martín I. Bustillo-Ruíz
Venimos llegando de buscar pitayas dulces. Fuimos hasta pasado medio día después de atender el apiario de David López. Esto aumentó el grado de dificultad, con los poco agradables 40 centígrados y 60 por ciento de humedad relativa, pero provistos de aire fresco del suroeste. La verdad nos moríamos de ganas por andar en el monte y lo disfrutamos muchísimo.
Sucede que el fruto viene atrasado. Hay muchísimas en los “pitayos” (cactus columnares del género Stenocereus) que encontramos cerca de la carretera Bahía de Kino a Punta Chueca, pero la mayoría no están maduras aún. Será necesario esperar las primeras aguas para que se hidraten y revienten. Pero ya de azúcar andan muy bien por las que probamos.
Un placer andar en el monte entre los árboles y arbustos de torote prieto, palo verde, bagote, palo fierro, choyas, ocotillos, mezquites, pitayos, cardones y sahuaro. El riesgo son las víboras de cascabel a la sombra de los mismos árboles
Los sahuaros están tupiditos de fruto. Una pitaya de interior de color rosa fucsia y sabor dulce-amargo característico, a diferencia de la pitaya dulce del municipio de Carbó, que es roja intensa y sin notas ácidas, de la cual también se hacen excelentes nieves y jaleas.
Con dicho fruto, de los majestuosos, elegantes y centenarios sahuaros (Carnegiea gigantea) los amigos de la etnia Comca’ac elaboran un vino exquisito con motivo del año nuevo, mismo que celebran el día último de junio y el 1 de julio de cada año, donde se abren a las visitas.
También elaboran un tepache que contiene menos graduación alcohólica que el “vino” y que nos ofrecieron muy amablemente en casa de Chayito y Kelly Segovia, unos grandes anfitriones e hijos de la artesana mayor Comca’ac, Lidia Ibarra, quien nos dispensó con su siempre agradable compañía.
De verdad, esta bebida es la cosa más deliciosa del mundo. Nunca probé nada mejor. Es más, al redactar este texto son las 5 pm y me siento lleno sin haber comido sólido.
Comentaba Rosario que para su elaboración solo toman las pitayas del sahuaro, las desmenuzan dentro de un recipiente y las dejan a la intemperie bajo un candente e inclemente sol por 72 horas. Fermenta solo, convirtiendo el azúcar en alcohol, sin agregar absolutamente nada más. Posteriormente se agrega agua, NO azúcar y se refrigera.
El tepache de pitaya tiene además un llamativo color rosa fucsia que invita a degustarlo. Altamente recomendable incluso para diabéticos por no contener azúcar refinada. Si a estas alturas aún no han probado el tepache y vino de pitaya, seguramente aún les falta mucho recorrido.