
¿Qué es el trastorno de la personalidad limítrofe o Borderline?
Ilustración por: Manolo Barrios

Por: Sonia Heras Gastélum
El trastorno de personalidad limítrofe (TLP), o Borderline en inglés, es una patología grave y crónica. Las personas que lo padecen sufren de una difusión de la identidad, que podría ejemplificarse con las siguientes afirmaciones:
“No sé quién soy, ni qué quiero”
“Solo quiero encontrar a alguien que me entienda, pero nadie parece poder hacerlo”
Características
El rasgo más marcado de la persona que padece TLP es la inestabilidad emocional. Pasan por estados de ánimo que van de la euforia al llanto y del llanto a la ira, todo en cuestión de horas.
Poseen características muy claras como la tendencia a la impulsividad; pueden atentar contra sí mismos y contra otros. También tienen pensamientos polarizados, es decir, “todo o nada” o “blanco o negro”.
Son hipersensibles, pero no como cualquier otra persona sensible. Las personas con TLP sienten todo con extrema intensidad, ya sea alegría, enojo o tristeza. Por ejemplo, imagina que una parte de tu cuerpo se quema, las personas con TLP sufren ese mismo grado de dolor a nivel emocional.
Suelen llevar las cosas al extremo y se molestan por las cosas más insignificantes
“Se que mi trastorno no me da derecho a comportarme de esta manera, pero a veces no puedo controlarlo y me duele muchísimo”
Comúnmente las personas con TLP intimidan a otros porque esto les hace sentir cierto grado de poder, pero esta es una sensación falsa ya que los demás los perciben como explosivos, intensos y hostiles, por lo que terminan quedándose solos.
Una persona con TLP tiende a tener una auto imagen distorsionada, por lo que no es raro que padezcan de trastornos alimenticios como la anorexia o bulimia. Sufren de sentimientos recurrentes de abandono y vacío que los hacen buscar relaciones afectivas inestables, conflictivas, intensas y dependientes.
Alternan entre la idealización y la devaluación. Es decir, se enamoran con locura de una persona, de un trabajo, o de algún hobby, y estos al no cumplir las imposibles expectativas del afectado, suelen “caerse del pedestal”, incluso hasta repudiarlos.

1 de cada 10 personas con TLP ha intentado suicidarse al menos una vez.
Diagnóstico
Para determinar si una persona padece TLP, se necesitan al menos 2 años para hacer un diagnóstico adecuado, pues el desafío principal es que este se enmascara con otros trastornos como depresión, ansiedad, abuso de drogas o conductas alimentarias de riesgo. Por lo general, los afectados suelen dar muchos tumbos hasta que encuentran un profesional que les realiza un buen diagnóstico.
Existen 9 rasgos característicos para el diagnóstico, cumplir con 5 de 9 es suficiente:
- Miedo al abandono: Este puede ser real o imaginario. Pero no es un miedo común, sino más bien un pánico constante ocasionado por la sensación de que se quedarán solos.
- Inestabilidad y mucha intensidad en relaciones interpersonales.
- Cuestionamiento crónico de quién es: Pueden cambiar mucho de forma de vestir, color del pelo, incluso cambiarse hasta el nombre.
- Impulsividad: Al sentir todo con tanta intensidad suelen buscan una “cura mágica” para detener el dolor que sienten, por lo que son muy propensos a caer en drogas, promiscuidad, atracones de comida y apuestas.
- Pensamientos suicidas recurrentes y automutilaciones: El 98% de las personas con TLP han recurrido a las autolesiones y son 50% más propensos que cualquier otra persona a acabar con su propia vida.
- Inestabilidad afectiva: No se detienen a pensar; actúan de acuerdo con lo que sienten y reaccionan de manera desproporcionada.
- Sentimiento de vacío crónico: Tienen la necesidad de llenar su vacío, ya sea con alcohol, comida, personas, etc. A diferencia de ellos, quienes no sufren este trastorno pueden llegar a sentir un vacío que jamás se llenará y que su vida carece de sentido, pero saben que pueden tener días malos o situaciones adversas y que será pasajero. Sin embargo, las personas con TLP sienten que no existe salida al vacío.
- Ira descontrolada: Pueden llegar a ser agresivos y decir cosas hirientes que después los lleva a sentir una terrible culpa. Ante el terror de ser abandonados, se enfurecen consigo mismos por haber reaccionado de esa manera hasta llegar al punto de recurrir a las “salidas mágicas”.
- Bajo mucho estrés, la persona con TLP puede presentar paranoia: Pueden escuchar voces diciendo cosas negativas, tener micro ataques psicóticos o incluso tener conductas disociativas en las que se comporten como niños.
Diferencias entre TLP y otros trastornos
Como puede observarse, diagnosticar a una persona con TLP es un proceso complejo pues hay muchos rasgos parecidos a otras patologías.
Las personas que los rodean describen que es muy difícil tratar con ellos, pues nunca saben cómo reaccionarán.
Comúnmente, el TLP es confundido con la bipolaridad, lo cual es terrible ya que los pacientes no se tratan racon los mismos fármacos ni con la misma terapia, y este mal diagnostico podría costarles la vida.
Una persona bipolar entra en un estado de manía que puede durar días e incluso semanas. En ese periodo pierden contacto con la realidad, llegando a gastar todo su dinero o hacer cosas que normalmente no harían. Por otra parte, los pacientes con TLP cambian de estado de ánimo en cuestión de minutos, pero no entran en estado psicótico. (En casos muy graves pudieran llegar a padecer psicosis).
También se le suele confundir con el trastorno disociativo de la personalidad, sin embargo, este trastorno no es muy frecuente y quienes lo padecen no comparten las mismas características de las personas con TLP.
¿Cómo ayudar a una persona con Trastorno Limítrofe de la Personalidad?
Lo primero que debemos entender es que las personas con TLP tienen reacciones emocionales exageradas y a veces NO pueden controlarlo. Los familiares deben acudir a terapia para informarse y tratar de entender cómo funciona esta patología para aprender cómo reaccionar ante una crisis.
La terapia dialéctico conductual (TDC) esta especificada para ayudar a las personas con TLP, siempre acompañada de los fármacos correctos diagnosticados por un profesional en la salud. NO debe dejar su tratamiento pues estaría poniendo en peligro su vida.
Si el paciente cumple con sus terapias y toma sus medicamentos puede llegar a la correcta regulación de sus emociones y calmar los síntomas. Esto no significa que el trastorno desaparecerá, la persona debe estar bajo supervisión médica de por vida.
Si conoces a alguien o tú mismo presentas alguno de los rasgos y síntomas mencionados, no dudes en ponerte en contacto con un profesional de la salud. Tu vida vale la pena.
* Sonia Heras Gastélum es analista especializada en psicología clínica, feminista y a favor de los derechos humanos.