¿Barcos de vapor en la CDMX? Así funcionaba este transporte a finales del siglo XIX
En portada: Litografía de Casimiro Castro donde se aprecia el Canal de La Viga. Imagen: WikiMéxico.
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Luis Fernando Heras Portillo
Facebook: @LuisFernandoHerasP
La Ciudad de México es una de las ciudades más grandes del mundo. Para convertirse en el centro urbano que es ahora, varias adaptaciones fueron necesarias para impulsar su crecimiento. Entre ellas se encuentra el sistema de transporte.
En la actualidad sabemos que cuenta con un aeropuerto internacional, líneas de metro, tren ligero, metrobús, autobuses, taxis y más, que circulan a través de sus calles, avenidas y vías subterráneas. Pero, ¿sabías que hace más de 100 años también era posible viajar por agua? Esto gracias a que la ciudad contaba con barcos de vapor.
De acuerdo con información del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el uso de los barcos de vapor se implementó en la capital en la segunda mitad del siglo XIX. La planeación del proyecto se le atribuye al coronel Mariano Tagle en 1840, cuando obtuvo un permiso para introducir un buque de vapor en el Canal de Chalco, que el mismo construiría. Pero fue hasta 1850 cuando el barco bautizado como ‘La Esperanza’, concesionado al empresario Mariano Ayllón, comenzó a navegar por esta vía, convirtiéndose en el primero en recorrer los cuerpos de agua de la Ciudad de México.
El recorrido del barco con espacio para 20 pasajeros comenzaba en el embarcadero de Garita de La Viga (hoy Calzada de la Viga) y culminaba en Chalco, tomando hasta cinco horas en terminar su ruta.
Con la intención de expandir su negocio, en 1853 Mariano Ayllón adquirió en Europa el buque General Santa Anna y lo puso en circulación partiendo de La Viga y terminando su recorrido en el pueblo de Mexicaltzingo. El medio de transporte se popularizó e inmediatamente otros empresarios invirtieron en la compra de barcos de vapor.
Así, la época dorada de los barcos de vapor en la Ciudad de México sucedió entre los gobiernos de Benito Juárez y Porfirio Díaz. Sin embargo, el sistema entró en declive a principios del siglo XX debido a la priorización del gobierno de Díaz por el uso del tren como transporte público, que era más rápido y conectaba con lugares más lejanos.
Pero debido al aumento de la población, y con ello la necesidad de ocupar tierras con fines habitacionales, otra de las causas de la desaparición de los buques de vapor fue la entubación del agua de manantiales y ríos del Valle de México. Esto afectó seriamente el nivel de agua de los canales, en especial el de La Viga.
Sin corriente y con el agua estancada, el canal de La Viga sirvió como depósito de basura y desechos, siento declarado como una zona de alto riesgo para la salud pública, por lo que en 1940 comenzó a ser rellenado y en 1957 fue pavimentado para dar paso a la Calzada de la Viga.
Con información de México Desconocido, Chilango, INAH y “El canal, puente y garita de La Viga”, de Araceli Peralta Flores.