La vaquita marina se encuentra al borde de la extinción; es el único cetáceo endémico de México
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Luis Fernando Heras Portillo
La vaquita marina es una especie de mamífero marino 100% mexicana que desde hace años se encuentra amenazada por la actividad humana. El principal motivo de la reducción de sus ejemplares es, lamentablemente, el daño colateral ocasionado por la pesca ilegal de totoaba, un pez que también se encuentra en peligro de extinción por su venta clandestina al mercado chino y estadounidense.
Luis Fernando Heras Portillo comparte este interesante artículo publicado en el portal Extremo Mundial, en el que se describe la situación actual que vive la vaquita así como algunas de las acciones que se han iniciado a su favor.
Por: Susana Catalá | Extremo Mundial
En las aguas azules del Golfo de California, una pequeña y apacible especie de marsopa se encuentra en una lucha desesperada por mantener su existencia.
La vaquita marina (Phocoena sinus), diminuta en comparación con la mayoría de sus parientes cetáceos, crece hasta una longitud de aproximadamente 1.5 metros de largo y generalmente pesa menos de 54 kilos.
Se ha convertido en el mamífero marino más raro del planeta, pues se cree que existen solo de 4 a 17 ejemplares en su hábitat endémico del Mar de Cortés en el Golfo de California, de acuerdo al Comité Científico de la Comisión Ballenera Internacional.
De acuerdo con Excelsior, el anterior cálculo poblacional de la vaquita marina, era de entre 6 y 19 ejemplares en agosto del año pasado, con base en mediciones de detectores acústicos.
La vaquita marina, descubierta hace poco más de 50 años, se ha convertido en la principal víctima de operaciones ilegales de pesca con redes de enmalle en México dirigidas a la totoaba (Totoaba macdonaldi), una especie de pez en peligro de extinción cuyas vejigas natatorias son codiciadas como un manjar en la cocina china y a menudo se obtienen decenas de peces que valen miles de dólares en el mercado negro.
El mercado ilegal pero lucrativo de la totoaba fomenta el uso de redes de enmalle en el norte del Mar de Cortés, y estas redes a menudo atrapan a la vaquita marina como daño colateral. La pesca con redes de enmalle es también el método principal para capturar otros tipos de peces y camarones; el principal mercado del norte de México para este marisco es Estados Unidos.
Los esfuerzos para salvar tanto a la totoaba como a la vaquita marina se han centrado en eliminar la práctica de la pesca con redes de enmalle en el Golfo de California. Sin embargo, la prohibición de México de la práctica en 2017 no ha llevado a una desaceleración efectiva de la disminución de la población de la vaquita, probablemente debido a la falta de aplicación; además, la presencia del crimen organizado en el mercado de la totoaba ha dificultado aún más la implementación de la prohibición.
Este año, el Servicio Nacional de Pesquerías Marinas de EE. UU. hizo otro esfuerzo para frenar las redes de enmalle, pues anunció un embargo sobre todos los mariscos capturados en el hábitat nativo de la vaquita marina, presionando al gobierno mexicano para que tome medidas más enérgicas contra las redes de enmalle en el área.
El embargo es paralelo a otros esfuerzos internacionales para ayudar en la aplicación de la prohibición de México, como la amenaza de sanciones comerciales de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES) contra México si no hace cumplir su ley.
Las sanciones de CITES han demostrado ser efectivas antes: en Tailandia en 2013, la amenaza de sanción de CITES inició una disminución en el comercio ilegal de marfil del 96% para 2016. Además, el Comité del Patrimonio Mundial ha incluido al hábitat de la vaquita como en peligro, es decir que si México no hace un esfuerzo concertado para salvar a la vaquita marina, corre el riesgo de perder su estatus de Patrimonio Mundial.
Hacer cumplir la prohibición de México del uso de las redes de enmalle implica la instalación de personal y patrullas las 24 horas en todo el hábitat de la vaquita para garantizar el cumplimiento de la ley.
Los pescadores locales, sin embargo, dependen de su capacidad para pescar en la zona y son reacios a cambiar sus costumbres. Si bien solían ser compensados por no pescar en el hábitat de la vaquita marina, el gobierno mexicano dejó de ofrecer compensación en diciembre de 2018 y desde entonces, los pescadores han vuelto a utilizar redes de enmalle para generar ingresos.
Si bien el embargo y la amenaza de sanción han generado un compromiso legislativo renovado para salvar a la vaquita, un componente importante de la crisis que enfrentan tanto la vaquita como la totoaba son las entidades criminales transnacionales organizadas que lucran con el mercado de la totoaba. Muchos de estos traficantes están vinculados al tráfico de drogas de México y contrabandean vejigas de totoaba a través de Estados Unidos y al mercado negro asiático.
En consecuencia, abordar el uso de redes de enmalle requiere necesariamente una investigación sobre el comercio ilegal de totoaba, un ámbito que no se ve afectado fácilmente por embargos y sanciones internacionales, así como la remoción de funcionarios corruptos de las organizaciones encargadas de proteger la totoaba y a la vaquita.
En este punto, la esperanza de supervivencia de la vaquita es desesperada en el mejor de los casos, sin embargo, el reciente aumento de la presión internacional es motivo de esperanza. Si el gobierno mexicano puede o no lograr la aplicación real de su prohibición contra las redes de enmalle depende en gran medida de su capacidad para coordinarse con China y los Estados Unidos sobre el tema.
Para los expertos de la Comisión Ballenera Internacional hay resultados que son alentadores, aunque se toman con cautela.
El comité científico cuenta con información de que se observaron tres crías, lo que asegura que las pocas vaquitas restantes continúan produciendo descendencia. Esto alivia las preocupaciones de que la reproducción podría estar comprometida por problemas genéticos debido al pequeño tamaño de la población.
Así que la lucha por la sobrevivencia de esta especie aún tiene un largo camino que recorrer, y esperamos que el gobierno mexicano tome mayor firmeza en este asunto.
Con información de The Yucatan Times y Excelsior. Fotografía de portada: National Geographic