Las personas inteligentes envejecen más lento
Tómate un momento para considerar qué tan ‘mayor’ te sientes. No con respecto a tu edad biológica, sino con tus sentimientos subjetivos.
Durante las últimas décadas, investigaciones han demostrado que esta «edad subjetiva» puede ser un poderso indicador de tu salud, incluyendo el riesgo de depresión, diabetes e hipertensión, demencia, y hospitalización por enfermedades y lesiones. Este indicador podría ser más poderoso que tu edad biológica. En cada caso, mientras más joven te sientes, más saludable eres.
Si bien es cierto que la mala salud puede hacer que te sientas más viejo, una edad subjetiva más alta también podría limitar tu actividad física y aumentar los sentimientos de vulnerabilidad que hacen que sea difícil lidiar con el estrés, lo que, de forma independiente, podría conducir a la enfermedad. El resultado podría incluso ser un círculo vicioso, donde los sentimientos de envejecimiento prematuro te llevan a volverte más inactivo.
Yannick Stephan, de la Universidad de Montpellier, ha examinado este fenómeno, ampliando esta comprensión al revelar un vínculo sorprendente con el Coeficiente Intelectual (CI). Según esta investigación, cuanto más inteligentes seamos al final de la adolescencia y principios de los 20, más jóvenes nos sentiremos a los 70, y esto también puede reflejarse en varios marcadores del envejecimiento biológico.
El análisis del equipo de Stephan se basa en datos del Estudio longitudinal de Wisconsin, que durante muchos años han observado a miles de hombres y mujeres nacidos entre 1937 y 1940. En 1957, cada miembro del estudio realizó una prueba de CI, que Stephan luego comparó con su estimación edad subjetiva, tomada más de 50 años después, en 2011.
El participante promedio se sintió un 17% más joven en sus 70 años que en su edad real, pero la diferencia precisa dependía de su inteligencia adolescente (aquellos participantes que tenían un CI adolescente más alto se sentían aún más jóvenes), un vínculo que permaneció incluso cuando el análisis controlaba la influencia de factores demográficos.
Después de establecer esta correlación básica, el equipo de Stephan también buscó otras características personales, como el nivel educativo y los diferentes rasgos de personalidad, que podrían mediar la relación. Descubrieron que una mayor «apertura a la experiencia», que se asocia con tener un CI más alto, parecía ser importante. Quizás un CI más alto, que nos ayuda a procesar información compleja con mayor facilidad, también aumenta nuestra curiosidad por el mundo, y es esa sensación de asombro y emoción lo que nos puede hacer sentir más jóvenes.
Tener una mayor inteligencia también podría hacer que sea más fácil hacer frente a los desafíos que vienen con la edad, para que no nos sintamos tan vulnerables a nuestras circunstancias cambiantes. Y las personas con un coeficiente intelectual más alto también pueden ser más capaces de deconstruir los estereotipos negativos de la edad que de otro modo podrían poner límites a nuestro comportamiento y conducir a mayores sentimientos de vulnerabilidad.
Dado que una edad subjetiva menor parece alentar comportamientos más saludables, estos nuevos hallazgos podrían ayudar a explicar otras correlaciones del envejecimiento del CI. Pero debemos tener cuidado de no simplificar demasiado estas relaciones. Un CI más alto podría mejorar fácilmente nuestra salud a través de otras vías, como la ventaja socioeconómica que viene con una mejor educación.
Aún así, esta investigación podría inspirar otros fascinantes estudios sobre las formas en que nuestras habilidades cognitivas influyen en el proceso de envejecimiento. Stephan nos brinda un ejemplo más de los efectos que pueden tener nuestras habilidades de pensamiento y razonamiento, mucho más allá de su evidente influencia sobre nuestra inteligencia.
Compartido por Luis Fernando Heras Portillo.
Vía Research Digest